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104 EL CAPITALISMO Y LA DOCTRINA CATOLICA 17.—ACTITUD DE LA IGLESIA Ten iendo en cuen ta lo expuesto, la actitud de la Iglesia en lo referente al capitalismo parece que puede compendiarse así: 1. La Iglesia reconoce el derecho a la propiedad privada de b ie ­ nes económ icos, aún de los productivos, en todo hombre y en toda fam ilia, y desea que todas ellas lleguen a ser propietarias de hecho. 2. La Iglesia admite en su seno a los ricos, aunque les avisa de los graves riesgos que consigo llevan aparejados las riquezas. 3. La Iglesia distingue entre el capitalismo com o tal y el ca ­ pitalismo lacrado con gravísimos vicios o defectos. 4. El primero, que es un excelente método e instrumento de p ro ­ ducción de bienes económ icos, no es condenable por sí m ism o; y no ha sido condenado por la Iglesia. Ha sido, en cambio, condenado y execrado el segundo por inmoral y pernicioso. 5. Por lo tanto, el «régimen económ ico» contem poráneo tiene que reformarse. La doctrina pon tificia sugiere los remedios oportunos en diversos órdenes: el moral, económ ico, institucional e in terna ­ cional. En contraposición a esta doctrina, los comunistas —y hasta cier­ to punto también las demás ram ificaciones del marxismo— en ju i­ cian muy desfavorablemente a la Iglesia católica y, en general, a todas las religiones. Sabido es que para tal en ju iciam ien to se apoyan en el materialismo d ialéctico e h istórico, a la manera de Marx y de Len ín : de donde deducen su criterio de «la interpretación e con ó ­ m ica de la historia». En focando a la luz de tal criterio la actividad de la Iglesia y aún de toda religión, la desfiguran, o m ejor, la fa l­ sifican : ésta resulta ser entonces «el opio del pueblo». Pero ese criterio no es más que un preju icio apriorístico, com o el ma teria ­ lismo dialéctico de que lógicamente dimana. Además, al tratar de resolver los problemas económ icos y socia ­ les que acucian al género humano en la edad contemporánea, c on ­ denan los abusos del cap ita lism o; y tienen razón, salvo en algunas exageraciones; pero atribuyen tales abusos al capitalismo com o tal, apoyados siempre en el criterio antes enunciado; aún a la riqueza no cap italista; y hasta los adjud ican a la misma propiedad privada: causa fundamental, según ellos, o razón de casi todos los males que actualmente afligen a la sociedad humana, e intrínsecamente in ju s­ ta : «la propiedad es un robo», com o reza la conocida tesis de Prou ­ dhon. Pero esto no es más que una grosera con fusión entre la p ro ­ piedad y la riqueza; la riqueza y el cap ita lism o; y la esencia de éste con sus abusos ocasionales.

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