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4 2 V IS IO N C R IS T O C E N T R IC A .. marcadamente cristocéntrico. Las normas ético-morales eran la apli­ cación viva de las enseñanzas evangélicas. Apenas si se concibe al hombre de otro modo distinto al que le impone su presente condi­ ción histórica. Pero antes de que las herejías obligasen a perfilar ciertos conceptos introduce Santo Tomás el principio de disocia­ ción en esta concepción unitaria del hombre. Fiel a esta división entre Filosofía y Teología y, en general, entre razón y fe, el to­ mismo posterior desarrollará toda una Antropología de doble sen­ tido, en correspondencia con los campos del saber humano. Frente a esta posición dualista, Escoto y la escuela franciscana han desa- roílado el plan unitario del saber cristiano, la síntesis del orden de la creación y de la gracia en Cristo que tiene sus ineludibles re­ percusiones en una visión peculiar del hombre. Posteriormente, mon­ tada sobre premisas del nominalismo filosófico, la Teología de la Reforma romperá todo vinculo metafísico entre el hombre y el mundo real; su intento es reconstruir el orden histórico — y por consiguiente, una Teología y Antropología de lo sobrenatural— con categorías de la revelación. De modo esquemático, pero suficiente­ mente claro y completo, se intenta exponer aquí los principales puntos de cada una de las diversas posiciones. 1) In t e rp re t a c ió n tom ista del h om b re . — Santo Tomás significa con toda claridad el punto de enlace entre la antigüedad patrística y una nueva época, que se va a caracterizar por la disyunción de dos órdenes del ser y del saber. Lo típico de la corriente tomista empieza a delinearse cuando Santo Tomás admite, junto al « ordo u n ic u s s u p e rn a tu ra lis » de la teología patrística, otro orden de la realidad que puede ser conocido «p ro p ia m e th o d o et p ro p iis p r in ­ c ip a s » (3). En el terreno especulativo insinúa ya esta distinción fundamental al acentuar el valor de lo filosófico «antes y dentro» de la Teología. Los preámbulos a la Teología y el uso de expresiones filosóficos, no ya esporádicamente, sino como método concluirán por establecer la división fundamental entre la Filosofía y la Teo­ logía. Aún conservando relaciones íntimas de dependencia aparecen ya como dos ciencias distintas y autónomas. De esta autonomía de la Filosofía se contagiarán con mucho más motivo las ciencias na ­ turales, que en virtud de su propio método y de peculiares princi­ pios tienen una tarea bien definida e independiente de la revela­ ción. Esto supone, naturalmente, que también en la realidad tienen leyes propias en los diversos campos, desconectadas de algún modo ( 3 ) H. Uks von B a lth a sa r: Karl Barth (.Darstellung und Deutung seiner Theologie) (Köln, 1951 ) 274 ss., al confrontar la doctrina de Barth con la Teología católica.

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