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P . JO A Q U IN DE E N C IN A S , O. F . M . CA P. 41 resultado diversos esquemas de antropología «cristiana». Pero aún podríamos preguntarnos por el principio de sistematización, si es que realmente la Antropología puede encerrarse en un conjunto ordenado y lógicamente trabado. Es evidente que el perfil de toda Antropología depende del principio ordenador y de las diversas ca­ tegorías de interpretación. Al preguntarnos por la Antropología cris­ tiana hay, por tanto, que considerar sus diversos aspectos y posi­ bilidades: sus realizaciones históricas y los esfuerzos hechos en la actualidad por descubrir nuevas orientaciones. Este será también el tema y el límite del presente trabajo. En una primera parte se diseñan los diversos matices del concepto teológico del hombre en las tres principales corrientes teológicas, como son el tomismo, el escotismo y el protestantismo en algunos de sus representantes. En una segunda parte se proponen los diversos principios de ordena­ ción de Antropología cristiana, como son la «ana log ía en tis» , la «an a lo g ía f íd e í » y la « an a lo g ía h is t o ria e ». I. P o s ic ió n teo ló g ica en to rn o a l h om b re . — Una Antropología cristiana tiene que partir ineludiblemente del concepto teológico del hombre. Tenemos que tener una noción lo suficientemente precisa para interpretar, en conformidad con ella, la conducta individual y social del hombre. No bastan las líneas generales, porque preci­ samente en el detalle es donde mejor se advierten las peculiares di­ vergencias. Ahora bien, diseñar una definición del hombre desde un punto de vista teológico, vale tanto como delimitarle dándole la posición precisa, es decir, situándole en la amplia ordenación del mundo creado. Y aquí empiezan ya las divergencias. La cuestión de la Antropología se identifica con el de la Teología en general. Porque el hombre forma parte del orden de la creación y de la redención. La interpretación que se den a estos dos hechos es de­ cisiva en la configuración de una teoría acerca del hombre; de una teoría que para ser exhaustiva debe extender las ramificacio­ nes de sus consecuencias lógicas al ser y a las acciones humanas. Bueno será aquí advertir, saltando fechas históricas, que el con­ cepto teológico del hombre ha sido uniforme en la teología cató­ lica en la época patrística. Los Padres consideran a Cristo como objeto central de la Teología. En consecuencia, el hombre se en­ cuentra en un plano bastante preciso: el plan histórico de la ele­ vación al orden sobrenatural. La Antropología tenía un significado mismo Augusto Comte, «el padre de la sociología moderna», realizó una serie de ensayos donde confronta conceptos teológicos y consecuencias sociales. Con su fundam entación social de la infabilidad del Papado y otros ensayos puso el fundamento de la sociología religiosa.

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