PS_NyG_1958v005n008p0039_0081

P. JOAQUIN DE EN C IN A S, O. F. M. CAP. 6 / La ordenación social tiene tres aspectos que coinciden con las tres etapas de la revelación divina. Estas clases de revelación corres­ ponden, a su vez, a tres atributos divinos y a tres estadios de la crea­ ción: Los atributos son: Dios como Creador, como Juez y como Re­ dentor. Y se manifiestan o «revelan» en el primer plano de la crea­ ción, en el desorden del pecado y en la nueva ordenación. La con­ signación escrita de esta «revelación» se encuentra en la Biblia co­ mo relato de la creación, como historia del pueblo de Israel y como mensaje de la salvación por Cristo. Bajo el punto de vista social sos­ tiene tres verdades: primera, que la ordenación «nueva» que sigue al desorden del pecado es un fruto de la voluntad de Dios y debe dar origen, a través de la fe del hombre, a una nueva confraternidad social, a una auténtica hermandad; segunda, que este nuevo orden importa una peculiar inteligencia del hombre y del mundo en la historia con una nueva finalidad y un sentido nuevo; tercera, la obligación de todo cristiano de enjuiciar seriamente la historia, opo­ niéndose decididamente a toda interpretación profana de la misma. De ello se deduce precisamente nuestra condición de extranjeros en este mundo, pero al mismo tiempo la inevitable condición histórica de nuestro ser. Al amor dadivoso de Dios debemos nuestro origen, pero hemos de hacer fructífero este don de Dios en la presente con­ dición histórica. El problema se centra, por ello, en la justa valora­ ción de la historia. Historia es el mensaje de la Sagrada Escritura; historia es el H i­ jo de Dios en el tiempo; historia los relatos de los profetas y la ve­ rificación de sus profecías; histórica es la calidad del ser humano libre y responsable; hasta su constitución psicológica es historia por medio del recuerdo; histórica es la acción de Dios en el tiempo e histórico es el fin que pone limite al sucederse de los acontecimien­ tos. Y este conjunto se mueve en el marco del dominio divino y tie­ ne su crisis en el juicio final. Pero esta visión histórica — que dista por igual del optimismo y del pesimismo históricos— sólo es concebi­ ble a través de Cristo. No se trata de una interpretación analítica de la historia, sino de la interpretación vital que da el encuentro personal con Cristo por medio de la revelación. Entre las principales características de esta Etica se puede seña­ lar el elem en to voluntarlstico tan to p or parte de Dios com o por par­ te del hombre. Dios exige de modo arbitrario, sin sujetarse a nor­ mas, la decisión de cada hombre en cada momento. El hombre se encuentra en la disyuntiva de la sumisión o de la rebelión ante la «palabra» de Dios. No existen normas éticas universales. Y como consecuencia obligada la preeminencia de lo subjetivo. Otra relevante es la valoración de la existen cia en su significado

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz