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6 4 V ISION CRISTOCENTRICA.. Ante todo existe una radical oposición entre la moral humana, ra­ cionalista y utilitarista y una moral cristiana. En la primera el hombre tiende al Bien con sus propias fuerzas y por su propio in­ terés; en la segunda se opera una paradoja: Dios viene a nosotros con su «palabra». Esta «palabra» es la voluntad de Dios que nos lla­ ma, no mediante un concepto abstracto del Bien o mediante una ley universal, sino por medio del coloquio de tu a tu, donde nos manifiesta su amor y su precepto de renovar el mundo siguiendo dócilmente su voz en cada situación concreta. Dios llama al hom ­ bre en cada instante y exige de él un permanente servicio. Cada momento, cada situación espera una decisión personalísima e ini­ mitable. En todas las demás obligaciones el hombre debe confor­ marse a la ley del amor, orientando toda su actividad a los fines pretendidos por Dios mediante la creación y la redención. La con­ formidad de nuestros actos con las normas abstractas no tiene nin­ gún valor; no existen virtudes infusas o una bondad interior capaz de producir por sí misma el bien. Dios sólo obra todo, sirviéndose como quiere de nuestra respuesta en la fe a su «palabra». A esta «actualidad» de la ética ha puesto el fundamento de la exégesis protestante el obispo de Berlín, Dibelius, con su interpre­ tación escatológica del Nuevo Testamento (20). El evangelio no con­ tiene, según él, ningún mensaje social, ni siquiera una norma de acción universalmente válida. El evangelio con tien e simp lem ente una critica radical de «este mundo» com o lo con trario del Reino de D ios; se condenan las situaciones y el modus vivendi actual por su pre­ tensión de considerarse justificados, sancionados por la voluntad de Dios. Ni las riquezas, ni la piedad, ni la salud son signo manifiesto de complacencia divina. La institución del matrimonio, la esclavitud tiene el mismo valor transitorio y San Pablo las tolera precisamente por su caducidad: el Reino de Dios está próximo y, con él, un nuevo orden de cosas. Lo importante no es la reforma del mundo, sino la preparación individual ante la inmediatez de ese Reino. Y por lo mismo las exigencias no tienen carácter abstracto sino individual, perentorio, actual. La decisión de cada momento es la respuesta Elementi de una critica alla Morale di r,ituazioney> y «La Morale di Situazione. Presentazione e analisi delle sue fonti », en Miscellanea Francescana, 57 ( 1957 ), 3-63 ; 168 - 222 . También es notable el estudio de Dante M orando : L’esistezialis- mo teologico » (Brescia, 1949 ), 221 - 257 . ( 20 ) Martin D ib e liu s: Botschaft und Geschichte (Gesammelte Aursätze von ...) (Tübingen, 1953 ), en los artículos: D ie Bergpredigt, ' págs. 79-141 y «Das soziale Motiv im Neuen Testament (K irche, Bekenntnis u. Sozialethos. Studienbuch, d. Forschungsabtlg. d. Okum. Rates, 1934 .

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