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5 2 V IS IO N C R IS T O C E N T R IC A .. tra «verdad», es decir, aquello que corresponde a nuestra natura­ leza por su mismo ser (como por ejemplo, la finitud y la muerte) y aquello que no es propio de la naturaleza sino efecto o castigo del pecado (como por ejemplo, la muerte como pena). En el confronte de ambas naturalezas, la divina y la humana, se advierten ciertas coincidencias de hecho, que no suponen de ningún modo una ne­ cesaria identidad. Por consiguiente, llegamos al conocimiento de la «p o s ic ió n » a través de su «p resu puesto» , pero no es lógico identificar ambas cosas. La Cristología no puede convertirse en Antropología. A lo más podemos, partiendo de Cristo, deducir las exigencias m í­ nimas de un concepto útil del hombre para la Antropología. Un co­ nocimiento directo del ser humano en sí mismo es absolutamente imposible. Contrapuesto a todo este orden de la naturaleza o de la creación y, simultáneamente, en íntima relación está el orden de la redención. c) E l o rd e n de la c re a c ió n y el o rd en de la re d e n c ió n (12). Estos dos órdenes se comportan como el anverso y el reverso de una misma realidad histórica. La c re a c ió n , o sea el o rd e n de la n a tu ra le za , es e l fu n d am e n to o m o tiv o e x te rn o de la «A lia n z a »; la A lian za , es d e ­ c ir, el o rd e n de la re d e n c ió n y de la e n c a rn a c ió n es el m o tiv o in te rn o de la c rea ció n . Son dos órdenes distintos entre sí y, con todo, para­ lelos. La revelación no es una continuación de la creación sino una nueva obra admirable de Dios. La gracia 110 puede confundirse con la naturaleza, es más bien un misterio, el sentido oculto de la na­ turaleza. La naturaleza, a su vez, coexiste con la gracia y la sirve de escenario. La gracia, penetrando a lo largo y ancho la natura­ leza, la da una perspectiva más profunda. Con todo, naturaleza y gracia son dos conceptos que no se incluyen, porque el orden de la creación no «exige» tener esa nueva perspectiva del orden de la redención, aunque de hecho la tenga. Esta coincidencia de hecho establece entre ambos órdenes una «analogía» que no llega a ser nunca « c o n tin u id a d » a pesar del único fin sobrenatural. Esta ana­ logía, que empuja hacia la continuidad, se debe al hecho de que si la gracia es algo indebido, libre, sin embargo, « su ced e » en la na­ turaleza. El mundo creado es de suyo el reino del «Logos», pero el haberse hecho este Logos «carne» va más allá de las exigencias del mundo creado. La creación es, por tanto, un «presupuesto» del orden de la redención. La historia de la Alianza no puede considerarse como el fin de la creación, que es simplemente la condición del orden de la redención. La obra de la redención «empieza» con y en (1 2 ) I b i d e m , 1 3 1 -1 4 7 .

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