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P . JO A Q U IN DE E N C IN A S , 0 . F . M . CAP. 4 9 y la creatura aún después del pecado. Ese algo constante y perma­ nente es la «humanidad» o la naturaleza humana «in se » : el punto de coincidencia del hombre y de Cristo en el común regazo divino. La naturaleza humana es la expresión del orden de la creación que está positivamente orientado al orden de la redención; es el su­ puesto de la «alianza» del hombre pecador con Cristo Redentor. En este orden de la Redención el hombre está en continuo diálogo con Dios y se actúa libremente dominando con Dios en el estado de gracia, o se opone al dominio de Dios con la afirmación de su propio yo. Este diálogo es la historia de la Providencia divina en el mundo. Con la explanación de esta doctrina tendremos determi­ nadas las relaciones de Cristo con el orden de la creación, las re­ laciones de Cristo con el hombre y las relaciones entre el orden de la creación y de la redención. a) El Verbo com o Hombre-D ios (10). En realidad el concepto del Verbo es una denominación de la persona de Jesucristo; pero de suyo no expresa, o al menos no expresa con toda la exactitud de­ seable, el contenido de la revelación acerca del Hijo de Dios. La expresión completa debe abarcar, como la misma persona real de Cristo, la síntesis de cielo y tierra. Con ello se establece necesaria­ mente una relación esencial entre la creación y la persona de Cristo. Esta relación funda el hecho paradógico y rico en consecuencias de que, por ser Dios en el tiempo Hombre-Redentor, la creación es bue­ na y se encuentra de algún modo justificada desde el principio. Por­ que Cristo ha asociado en sí el elemento creado y divino no puede existir incompatibilidad entre Dios y su obra de la creación; más aún, precisamente la encarnación del Verbo establece la compati­ bilidad y analogía entre el Creador y la creación. Porque Cristo es la medida, de todas las cosas no puede existir nada que se le oponga, ni que escape a la síntesis que El realiza. Pero Cristo no solamente realiza la unión de lo increado y lo creado; El es también el vínculo de unión del orden natural de la creación y del orden de la redención o del orden de la gracia. El hombre también se en­ cuentra inicialmente justificado y ordenado al plano de la reden­ ción en virtud de ese aglutinante común de la naturaleza huma­ na. Cristo es, por tanto, el punto de cruce de dos órdenes distintos y, con todo, sintetizados en una misma realidad: la realidad del Hombre-Dios. En cada uno de estos órdenes confluyen, además, todas las cosas, en el aglutinante del Verbo encarnado. Veamos cómo son posibles las interacciones en la complejidad del orden de la crea­ ción y de la gracia. (1 0 ) H . U r s v o n B a l t h a s a r , o . c ., 124. 4.— NATURALEZA.

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