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R IC A R D O R A B A N O S , C . M . 37 lógica que la explica por el voto, o una promesa o un simple pro­ pósito de virginidad. Las lecciones que, con ocasión de su exégesis, nos dan los SS. Padres y escritores eclesiásticos, continúan regla de vida, porque continúan teniendo valor teológico, moral y ascé­ tico. María conservó intacta su virginidad durante todos los días de su vida, aun prescindiendo de que la hubiera prometido con voto antes de la Anunciación; y, por consiguiente, María será el modelo y la Reina de las Vírgenes, consagrada a Dios con voto o sin voto de virginidad (159). Creemos que este cuadro de la Virgen, como el retrato de la Ma­ dre que hemos contemplado precedentemente, lejos de rebajar a María, la engrandece y nos arrebata. María, a semejanza de Jesús, nos admira con su grandeza y nos cautiva de amor con su peque- ñez ¡Magna Domina et laudabilis nimis! ¡Parvula Domina et ama- bilis nimis! Ricardo Rábanos, C. M. Salamanca, día de la Epifanía, 1958. (1 5 9 ) S . A m b r o s ., d e v ir g i n ib u s , lib . 2, c . 2, P L 2 2 0 -2 2 3 .

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