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3 6 ¿V O T O O P R O M E SA DE V IR G IN ID A D ? ampliamente, pero también en un sentido más especulativo que exegético. Modernamente, cuando someten el texto bíblico a una crítica histórico-literal, los autores católicos intentan otras expli­ caciones tradicionales. Ninguno de ellos olvida la veneración y res­ peto que la misma Iglesia ha mostrado siempre hacia la doctrina enseñada comúnmente por sus doctores y expositores de la Escri­ tura. Pero intentan nuevas explicaciones dentro del espíritu y de las palabras de Pío X I I : «No pocas cosas, sobre todo entre las concer­ nientes a la historia, o apenas o no suficientemente fueron explicadas por los expositores de los pasados siglos... Van, pues, fuera de la realidad algunos que, no penetrando bien las condiciones de la cien­ cia bíblica, dicen, sin más, que al exégeta católico de nuestros días no le queda más que añadir a lo que ya produjo la antigüedad cris­ tiana; cuando, por el contrario, estos nuestros tiempos han plan­ teado tantos problemas, que exigen nueva investigación y nuevo examen y estimulan no poco al estudio activo del intérprete moder­ no. El exégeta católico, a fin de satisfacer a las necesidades actua­ les de la ciencia bíblica, al exponer la Sagrada Escritura, válgase también prudentemente de este medio (los modos del lenguaje hu ­ mano de las literaturas contemporáneas y afines), indigando qué es lo que la forma de decir o el género literario empleado por los h a - giógrafos contribuye para la verdadera y genuina interpretación, y se persuada que esta parte de su oficio no puede descuidarse con gran detrimento de la exégesis católica». Pío X I I exhorta igualmente a «exponer no únicamente las cosas que atañen a la historia, arqueología, filología y otras disciplinas por el estilo, sino que los exégetas católicos, sin dejar de aportar opor­ tunamente aquéllas en cuanto puedan contribuir a la exégesis, mues­ tren principalmente cuál es la doctrina teológica de cada uno de los libros o textos respecto de la fe y costumbres, de suerte que esta exposición de los mismos no solamente ayude a los doctores teó­ logos para proponer y confirmar los dogmas de la fe, sino que sea también útil a los sacerdotes para explicar ante el pueblo la doc­ trina cristiana y, finalmente, sirva a todos los fieles para llevar una vida santa y digna de un hombre cristiano» (158). 2) Estos dos métodos, que Pío X II propone, son objeto de la exégesis teológica y de la histórico-literal. Los dos se completan mutuamente para la recta inteligencia del texto bíblico. Si el mé­ todo histórico-literal explica la primera palabra de la Virgen, sin la suposición del voto de virginidad, no desprecia la exégesis teo- ( 158 ) D ivino A filante Spiritu, ed. BAC 136 , 543 . 547 . 539 .

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