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2 9 ò LA FILOSOFIA MESIAN ICA DE BERDIAEFF FILOSOFIA DEL OBJETO Y FILOSOFIA DEL SUJETO Simmel ha puesto de relieve que hoy el primer problema que se le presenta a la filosofía es el de saber con cierto rigor qué es filosofía. Todavía para muchos el filósofo se distingue del cientí­ fico sólo en que aquél se ocupa de todas las cosas a la vez, mientras que el hombre de ciencia se limita a un campo del saber bien de­ finido (2). Berdiaeff levanta una muralla entre la ciencia y la fi­ losofía con sólo considerar el problema desde el punto de vista del sujeto. La ciencia es una creación de la inteligencia, en tanto que la filosofía es un producto del hombre total. Es el hombre integral y no la pura razón quien crea la metafísica, y al hablar del hom ­ bre integral lo hace preferentemente del hombre apasionado en su interior por descubrir el sentido de la realidad. «El papel decisivo del conocimiento pertenece, no al proceso lógico del pensamiento, el cual más bien tiene carácter de instrumento y sólo domina a medias la realidad, sino a la tensión emocional y volitiva unida al espíritu in ­ tegral. El conocimiento es creación y no reflexión pasiva sobre los objetos». Y esta perspectiva de la filosofía, tomada desde el su­ jeto, se completa si nos volvemos a mirarla desde el objeto del co­ nocimiento. «El conocimiento filosófico es un conocimiento de la verdad y no del ser». Esta afirmación puede servirnos de clave para interpretar una gran parte de la filosofía existencialista y más di­ rectamente la de Nicolás Berdiaeff. Para los que estamos acostumbrados a considerar la verdad on­ tològica, que es la que aquí nos interesa, como una propiedad tras­ cendental del ser, la afirmación citada nos produce un poco de des­ concierto (3). Y si queremos comprender el pensamiento de nues­ tro autor necesitamos trasladarnos a su punto de vista, a sus ca­ tegorías, aunque este afán por comprender no implique adhesión intelectual. La distinción entre verdad y ser implica toda una concepción me­ tafísica que procuraré ir exponiendo gradualmente. Existe una decisión inicial de la cual toma sentido la filosofía (2) J. P ia g e t : Introducción a l'Epistémologie génétique (París, 1950), donde escribe: «O n pourrait presque dire, sans y metre de malice que le philosophe est un théoricien qui se trouve obligé de s’occuper et de palier de tout a la fois, tandis que l’homme de science s’astreint à sérier les questions et se donne ainsi le temps de trouver una méthode particulière pour chacune», p. 8-9. (3) Para Santo Tom ás el «verum », no puede ser entendido sin el «ens». Su ar­ gumentación es que, siendo el «ens» objeto formal del entendimiento, no pode­ mos aprehender el «ve rum » sin aprehender el «ens».

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