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246 ITINERARIO EXISTENCIAL.. 1.°.—Los hombres forman un tríptico que, desde su signi­ ficación social, se definen así: Los inteligentes para quienes la vida ha sido un esfuerzo fértil de realizaciones. No tenían más bagaje que su personalidad y han triunfado. Frente a este grupo y a una distancia que más que lejanía es antago­ nismo se encuentran aquellos que lo encontraron todo he­ cho y han enterrado sus posibilidades creadoras en la tierra frágil de la facilidad excesiva. En último lugar, los incapaces... 2.°— La razón de estas formas de ser resulta perfectamen­ te comprensible desde el pensamiento. Es más, condiciona en algúna manera la estructura de las formas expresivas. La filosofía, la teología, el arte, la poesía son, en su concepto más prestigiado, una vocación. De Dios, en primer lugar, que es el hacedor, el creador, el «poeta», en su valor griego origi­ nario. Y de los semejantes a cuyo servicio espiritual se dedica todo artista responsable. Pero... 3.° ¿Somos artistas en realidad? El arte es contemplación, un ver las cosas en su esencia intransferible. El hombre vul­ gar permanece al margen de esta inmersión catártica en la ninfa limpísima del olor, del color, hasta de su problemá­ tica eterna. El artista está obligado a predicar la comunión deseable con las cosas y con sus semejantes. A realizar con una concretez iluminada los sueños que dicta el ángel o el querubín abrasa­ do de la inspiración. 4."— Cuando falta la contemplación de la verdad y de la belleza, el hombre vive un ser inautèntico engendrado en la bastardía y en la insinceridad. No hay hombres geniales, efi­ caces y quijotescos por deficiencia de dos calidades eminentes del ser: la veracidad y la acción. n Hemos llegado en nuestro ensayo a un punto cuya transcenden­ cia no nos es fácil apreciar de momento. Podríamos seguir paso a paso el itinerario del poeta en todas sus direcciones. Pero no es posible. Lo que nos interesa es el hombre en la entrañable comple­ jidad de su ser interior. ¿Cómo se hace el hombre? ¿A qué obedece la conformación plural de la vivencia humana del dolor, de la ad­ versidad, de la Iglesia? ¿Es posible llegar a una armonía pacífica

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