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FR. JOSE CALASANZ DE LA ALDEA 245 ralidad de sus lectores, que pasan las páginas de su obra como el turista que quiere verlo todo de una vez porque tiene prisa. La misma vida social del poeta tiene algo de esta adustez aparente que esquiva lo aparatoso, lo teatral, hasta lo simplemente artificioso por­ que vive para adentro, como los elegidos. Y no es por indiferencia, por rencor, ni por desprecio. Es, en última instancia, por natura­ lidad, por exigencias íntimas de carácter, por «purismo» ideológico. «Nunca me he preocupado por figurar en tertulias o fac­ ciones literarias. Ni busco las antologías de los demás ni me importa el intercambio del elogio. Incluso me apenan esos com­ padrazgos que otros hacen para la crítica al uso... ...Los poetas de ahora andan agobiados por la forma, por la tendencia. Pero a mí me parece que muchos de ellos sue­ nan a hueco y por eso mismo trato de aislarme a fin de no ir por donde van los demás, ya que la honestidad literaria es algo que juzgo decisivo...» (10). ¡Qué ironía tan humana en estas palabras iniciales de su « Pri­ m er sem illero » ! Como una lluvia menuda que va vertiendo la nube anclada en el espacio, así el pensador vivariense. Una melodía en gris menor que penetra hasta el pensamiento para transirlo de hon­ radez, de admiración y de estímulos. Si trasladamos la doctrina a la práctica, el estilo al hombre, la verdad a la belleza, estareoms ya instalados en la situación inteligente que hemos glosado en estas páginas. La semilla del hombre ha llegado a su sazón en el cultivo vital a que nuestro poeta la ha sometido. Todo empieza con una obser­ vación que, en su estructura fragmentaria, incluye el esquema ac­ tual — eterno— del quehacer mundano. El fenómeno histórico de las distintas visiones de la realidad nos hurga con insistencia el pen­ samiento: ¿Por qué existe esta diversidad que en la ciencia de las religioes incluye el politeísmo, y en la cultura ciclos y en la psico­ logía de la individualidad «formas de vida» y en la literatura «es­ tilos de pensar»? El problema con la riqueza de matices que hemos analizado cons­ ta, en sus directrices globales, de elementos varios. Leal nos ha dicho que: ( 10 ) Primer Semillero de Poemas, en la introducción, pp. 7 - 8 . 7 .—NATURALEZA Y GRACIA.

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