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FR. JOSE CALASANZ DE LA ALDEA 259 Kierkegaard, su maestro y modelo. Por el mismo tiempo hace su aparición el filósofo de la existencia que — llevado por lógica dia­ léctica de los hechos— dará el salto inevitable en uno de los libros más leídos en nuestra época: «Seúl und Zeit». La temporalidad con su caricatura de monstruo asalta las fronteras del pensamiento oc­ cidental contemporáneo. Unamuno asimiló lo más significativo de estas tendencias vitalistas, recogidas en las antenas potentes de lector y buceador de ideas. Pero, al respaldarlos en la cinta mag­ netofónica de su inspiración se dejó seducir por el ojo mágico — hon ­ do y fascinante como un mar verde— y borró la grabación original para oirse a sí mismo. « Del sen tim ien to trágico de la vida», «La ago­ nía del cristianismo », «N iebla»..., son la versión nervada de las co­ rrientes pesimistas de centroeuropa. La duda agita las ramas de la fe unamuniana: «Ya se durmió en la cuna de la esperanza.. Se me durmió la triste... ¿habrá un mañana? ¿Duerme? (29). Es auténticamente trágica esta actitud en cualquier hombre. Con todo, cuando este hombre tiene una sensibilidad artística tan po­ derosa como Unamuno, no hay vocablos adecuados para el diag­ nóstico. La crisis abrasa con su lava toda la vegetación de creencias y tradiciones. «¡Pobre mortal que crees en tu locura buscar la dicha, mira cómo te lleva de su mano la v ida ...! (30). La vida con su inarmonía y con su crueldad. Nada ofrece al mor­ tal que no sea incierto o doloroso. Y esto irremediablemente, por el «delito de nacer». Las perspectivas ultraterrenas de felicidad se cie­ rran porque la «niebla» es tupida y concreta como un muro. El dolor supremo del no ser, que ya quitaba el reposo a « Ham let », como la única cuestión inquietante: ¡Quién tenga corazón venga y escoja!» (31) «¡E l dolor o la nada! ( 29 ) Antología Poética, p. 65 . ( 30 ) Ivid., M editaciones (Por dentro), p. 69 . ( 31 ) Ibid., Meditaciones (Por dentro), p. 71 .

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