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F R . CLAUDIO DE V IL L A R R IN 2 1 5 perfeccionadadedistinguir entre loaccesorioyloprincipal, entreel todo y las partes. Dominado por una apetencia de saber, llegará a la comprobacióny al análisis de los hechos. Aunprimer momento de ingenuidadsucede otroperíododonde existe laduday lanecesi­ daddelaprueba. Hay una importante variaciónenel pensamiento, pues la forma deductiva e inductiva sustituyen al «razonamiento transductivo», meropasodeunhechoparticular aotrosimilar. Aunque el mucha­ cho justifique imperfectamente sus creencias, los juicios expresan relacionesqueserefierenalacuantidaduaotrosaspectossemejan­ tes, más omenos enunión conel objeto concreto. Sólo en la fase posteriorserácapazdeuniversalizaryentoncesel entendimientoad­ quiriráplena autonomíarespectode lamateria. Ahorayaposee ca­ pacidaddereflexiónymaneja, avecesquizádeunmodoinconscien­ te, los elementos necesarios de un silogismo. Si se considera la aptitud de observación semi-abstracta de un muchacho eneste períodode los 11 a los 14años, ya que el objeto deestudiopreferente sonlas ciencias de lanaturaleza, sealazoolo­ gía, la geología o cualquiera otra, se comprenderá, en seguida, la razónde insistir enlasubjeccióna la forma sensible. Al mucha­ choalegreeinquietoenel juegoledominalapreocupacióndel estu­ dio y el deseo de saber conunamatiz realista que menosprecia el mundoirreal de los sueños, peroestima losvalores de lanaturaleza. Admiraal santo, al sabio, al héroe... comounaexpresiónde ingenio o de virtud. El poder adquisitivo de la memoria aumenta: nuevos modos de expresión, vocabularioabundante... El muchachoposee en sí mismo lavirtudde traducir verbalmente todas las relaciones que aparecenenel pensamiento, perola asociaciónde los conocimientos sesucedenmaterialmenteunastrasotrasporcontigüidaduotrovín­ culosensible, envínculo inconsistente y frágil. Ni la inteligenciani lamemoriahanalcanzado lamadurez, porestemotivoel muchacho es incapaz de enjuiciar razonablemente unproblemaynoposee los elementos necesarios para formular un juicio acertado. Aludíamos antes al descubrimientodel propio «yo». Quizálacon­ cienciadel propio «yo» le obligue avivir dentro de sí mismoypor estemotivoel alumno, asustado ante el hallazgo, noacierte areci­ bir los datos de la experienciaymezcle oañada a los datos de los sentidos elementos sujetivos, que varían el concepto de la realidad, aunque el púber experimenta con tal intensidad las impresiones de los sentidos que tiene lapersuasiónde aprehender las imágenes di­ rectamente de la realidadde unamanera invariable. Estamosenlociertosi interpretamosestesubjetivismoenfunción de la afectividad, puesel púberve las cosas segúnsuestadodeáni

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