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226 VALORACION DEL OBJETO.. doce palabras en igual número de repeticiones; tenía ya un objetivo; se había dado a sí mismo instrucciones definidas» (21). Otra investigación del profesor Books, demostraba las consecuen­ cias de la imposición legal en materia de enseñanza, ya que el pro­ pósito de los alumnos se limitó exclusivamente a estudiar porque «se les exigía para obtener un títu lo»; «seguían el curso con el me­ nor esfuerzo puesto que la tarea era ingrata y el derroche de tiempo y energías también era evidente. La experiencia examina el rendi­ miento de los discípulos en dos etapas distintas: una antes y otra después que la ley incluye el estudio de la psicología entre el nú­ mero de asignaturas necesarias para obtener el título de maestro (22). Son casos particulares que no determinan cuánta es la influen­ cia de la voluntad en la inteligencia, aunque sí demuestren cierta eficacia. Precisamente porque la realidad psíquica está en continuo movimiento, al profesor le interesa conocer la evolución del interés, a fin de aprovechar este poderoso recurso en la labor docente. Un estudio serio no podía prescindir del desenvolvimiento inte­ lectual, ya que paralelamente al progreso mental cambian las in ­ clinaciones del muchacho. Al niño le domina el interés inmediato; en la pubertad y en la adolescencia existe la preocupación del fu ­ turo. Y a a los 11 años analiza las relaciones entre el efecto y la causa para satisfacer el instinto de curiosidad e investigación que él siente, busca el cóm o y el por qué. Luego nace la inclinación a las Ciencias Naturales y la afición a aquellas lecturas que son una re­ velación del ingenio humano como intérprete de la naturaleza. Aun­ que ésta tendencia no caracterice la pubertad, ya que el interés por la naturaleza y el espíritu de observación parece una cualidad co­ mún, conviene, no obstante, notar que aparece en esta época. Puesto que una noción imperfecta del espacio y del tiempo limita la mentalidad del niño, el objeto del interés será concreto y deter­ minado. En los primeros momentos de la adolescencia una actitud afectiva respecto de la realidad liga también la inteligencia al mun­ do sensible; pero tampoco podíamos olvidar la aptitud semi-abstracta de observación que le impide el libre ejercicio del raciocinio. Todavía permanece sujeto al mundo externo de los sentidos. En los últimos años de la pubertad al muchacho le subyuga cual­ quier exhibición de fuerza; por este motivo le atrae el ejercicio cor­ poral, donde el elemento físico sobresale como característica prin­ cipal. También el estudiante de once años exterioriza de otra forma (21) Ibid., p. 288. (22) Ibid., p. 289.

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