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FR. FELICIANO DE VENTOSA 185 del hombrevaaconsistirendefender, mejor, en salvar ambasvidas. El fracaso de la vida biológica, a la larga ineludible, es la muerte. Enlavidaespiritual nunca debieradarse tal fracaso. Mas tiene lu gar siempre que no se logra lo que el Seo. Doctor expresó en es tas palabras: reduci ad summum, es decir, cuando no hay vuelta, retorno aDios. Parasalvar ambasvidas, Dioshapuestoenel serhumanoundo ble peso, una doble inclinación. A la primera inclinación la lla man los psico-fisiólogos instinto vital. Llamemos a la segunda con S. Buenaventura: sindéresis{8). Esta halló su fórmula acuñada en enunadeesas frases admirables cuyosecretoposeíael granObispo deHipona: «Feciste nos ad Te et inquietum est cor nostrum doñee requiescat in Te» (9). Permítasenos constatar yadesde ahora, paraproyectar el valor e importancia de estas dos tendencias, que las consideramos como los dosejesentornoaloscualesgiralaculturatécnicaylaculturaespi ritual de lahistoriahumana. ¿Yestopor qué? El hombre posee lavida. Cierto; peroprecisoes añadir quebien enprecario. Si nos referimos a lavidameramente biológica, adver timos inmediatamente que la planta y la bestia llevan ventaja al hombre. Unas leyes bien definidas y unos instintos maravillosos guíanaunayotraenladefensadeestetandonpreciosodelavida. Solamenteel hombrenoencuentrael banquetedelavidapreparado. Selotieneélmismoquepreparar. Puesbien; paraesoDioslehada dola inteligencia, aunque ciertamentenosoloparaeso. Se adivinan las enormes consecuencias deesta afirmaciónpara lacultura técni cade lahumanidad. Antelasmagnificas fiestas romanas, estiloLuculo, enlasquedes filabaunmenúde 200platos dediversos yacual más exquisito, no vemos sino el exceso abusivo de la tendencia humana a la propia conservación. En lavida espiritual, el problema es todavíamás complejo. Por queal ordennatural delasvirtualidades anímicas espirituales seha (8) Pocas veces el intelectualismo de Santo Tomás y el voluntarismo de S. Buenaventura hallan valor más expresivo que en su concepto respectivo sobre la « synderesis ». Para Santo Tomás: «Habitus primorum principiorum in ordine operabilium». Para S. Buenaventura: «Voluntas naturalis quae inclinât ad bonum et murmurât de malo». Cf. S. Thomas, Summ. Th., I, 79, 12; S. Bonavent., Op. O., IX, p. 566a. (9) Confess., 1. I, c. I.
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