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198 SABIDURIA Y FILOSOFIA .. sabiduría, luz en el Itinerario del hombre hacia el cielo, y la filo­ sofía sombra enunmundo que parece eclipsar aDios (26). La contienda se proyecta en tres direcciones, como es casi de leyquesuceda: dos extremas yunavíamedia. Posiciónextrema fué la del llamado «averroismo latino» (27), capitaneada por el canó­ nigodeLie ja, SigeriodeBrabante. Losmedievalistas agrupanla te­ sis censuradas en laprimera condenaciónde estemovimiento ideo­ lógicopor el ObispodeParís, E. Tempier, entorno acuatroerrores xundamentales: la eternidad del mundo, la negación de la Provi­ dencia de Dios, la unidad del entendimiento agente y el determi- nismo. Dejamos a los investigadores discutir hasta dónde interpre­ taban rectamente Sigerio de Brabante y los suyos el pensamiento de Aristóteles y dónde iniciaban una vía distinta, calcada más o menos en la filosofía de los árabes. Lo que queda bienpatente es suesfuerzopor desintegrar la cosmovisión cristiana de aquella épo- (26) Nos hemos colocado en un punto de vista muy alejado del que sostiene el P. Cuesta en su Despertar filosófico. Murcia, 1954, pese a nuestra simpatía personal y buenas relaciones. Quizá, sin embargo nuestra mutua actitud no sea tan contradictoria como pudiera creerse. Hablando de los jonios escribe el P. Cuesta : «Sus inquietudes iban mucho más allá de la mecánica, de la física y de la química» (p. 146). También admitimos que iban más allá, pero partían de esa mecánica, de esa física y de química como de elementos des-mitologizadores E indudablemente esto pesaba más en ellos que el problema del «dolor». Más razón hay para hablar de «dolor» como raíz del pensar en las sabidurías antiguas, a las que el P. Cuesta llama «filosofías de Egipto, Persia, China y la India» (p. 148). Creemos, sin embargo, que estas culturas adquieren más hon­ dura y dimensión a la luz de los principios que venimos desarrollando en nues­ tro estudio. Y hay que insistir en el doble acuciante que mueve al hombre a pensar. Al de las viejas culturas orientales le movía ante todo el problema del más allá y sus repercusiones en el más acá. Al jonio del Asia Menor era el tema diario del más acá lo que le acuciaba. Buscaba la seguridad biológica que no hallaba ya en sus mitos y leyendas. Pero recordamos de nuevo lo que indicamos ya en el texto. La historia del pensamiento humano no es la historia de un silo­ gismo. No nos admiremos por lo mismo de hallar elementos transcendentes en una cultura que nace bajo un signo tecnicista y con los ojos hacia el más acá. (27) F. Van Steenberghen niega objetividad histórica a este título, pero no parece haya dado con otro mejor, a satisfacción de los medievalistas. No obstan­ te, es el autor de máxima autoridad en lo atañe al pensamiento de Sigerio de Brabante. Nos remitimos especialmente a dos de sus obras: Siger de Brabant d’- aprés ses oeuvres inédites. Vol. II. Siger dans l’histoire de Varistotélisme. Louvain, 1942. Más concisamente pero más definitivo en Histoire de l’Eglise..., dirigée par A. Fliche..., T. X I I I : Le mouvement doctrinal du X le au X IV e siècle par A. Forest, F. Van Steenberghen..., Paris, 1951, p. 265-285.

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