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FR. FELICIANO DE VENTOSA 197 mana. Este usarádesu« logos ». De éstedependeránúnicamente sus destinos. Tanentusiasmadoquedóel hombredesu «logos» comocla­ ve de sufelicidadque a la razónse le pide todo: la regla debien vivir yel modor de bienmorir. Poner esto enmáximo relieve es la significación de Sócrates en la cultura helénica. La razón no sólo es el saber; es también la virtud, la felicidad, el fin último. He aquí el milagro de la filosofía como « theorein», contemplar. Contraponiendo esta filosofía griega a la sabiduría de las viejas culturas, escribeJ. Maritainparaquienestafilosofíagriegaes tam­ biénsabiduríacontraloquenosotrospensamosysededucedecuan­ to venimos escribiendo: «Con la sabiduría griega sucede algo muy diferente. Estaesunasabiduríadehombre, unasabiduríaderazón; no es una sabiduría de filósofos que quiere ser una sabiduría de salvación, sinounasabiduríadefilósofosqueseconstituyeensuorden propio, ensu líneapropia de obra perfecta de la razón, perfectum opus rationis. Aquí ya no se trata de una sabiduría de la salva­ cióny de la santidad, de la vida eterna. Es una sabiduría de aquí abajo, unasabiduría de la tierra. No digounasabiduría racionalis­ ta, sinounasabiduríaracional yorientadahacialocreado» (25). Cúspide de esemodo de concebir la filosofía es Aristóteles. Im­ posible un esbozo de su filosofía en este comprimido de ideas que va siendo nuestro estudio. Pero sí queremos subrayar que la auto­ suficiencia del cosmos fué plenamente estructurada en la obra fi­ losófica deAristóteles, suficiencia objetiva; yque la autosuficiencia del filosofar llegó a tanto el pensamiento del Estagirita que consi­ deró como suprema felicidad del hombre la contemplación de las verdades metafísicas, suficiencia subjetiva. Ortega, no sin sorna, pero con bastante fundamento, dice de Aristóteles que transfiguró a Dios en un gran Profesor de Meta­ física. « Noesis noéseos noesis », fué la definición que nos dió Aris­ tóteles del Supremo Ser. «Pensamiento de supropio pensamiento». Ya llegará un día en que el profesor de una cátedra de filosofía deBerlínintente destronar enel sigloxix al granProfesor deMe­ tafísica aristotélico. Es el coloso del idealismo alemán que quiere encarnar al espíritu divino en el espíritu humano: pleamar de la filosofía. Pero esto es anticipar etapas. Y antes de adentrarnos por esteúltimoymás tormentosoperiplodelafilosofía, recordemosuna contiendamedieval que nos hará sentir el duelo entablado entre la (25) Ciencia y Sabiduría , p. 32-33. 4.—NATURALEZA Y GRACIA.

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