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190 SABIDURIA Y FILOSOFIA... turaparsistay enlos cultos deMithra, enlas queculminó la apo­ teosis de la fuerza y de la acción (16). Todavia en la mentalidad griega, en la que la figura del viejo «sabio» de las culturas primeras ha perdido parcialmente su au­ reola a causa de la intrusa que más tarde se llamó filosofía, se mantiene la persuasión en un saber que posee el anciano, adqui­ rido en la experiencia de la vida. Dos críticos literarios, R. Wellek yA. Warrenhanpodidoescribir refiriéndose al primero de los trá­ gicos griegos: «Se puede llegar a una época en que la literatura, la filosofía y la religión coexistensindiferencia esencial» (17). Son indudables reminiscencias, si ya no actualidades, de la época sa­ piencial. «Obrar conforme saber, nos diceZubiri, es obrar asentando sus juicios sobre lo inconmovible del universo y de la vida. Y este saberdeloinconmutable, deloqueessiempre, alláenlasultimadas del mundo, es lo que el griego, al igual que todos los pueblos que ha sabidoexpresarse, llamó « sophia », sabiduría» (18). Aviértase el inicio tansignificativo: «el griegoal igual que todos lospueblos quehansabidoexpresarse», ha tenidopor suma ciencia el saber orientar suvida segúnverdades últimas yperennes. Si con razón dice Santo Tomás: «sapientis est ordiñare», nadie sin duda más sabioqueel que ordenasuvidaenfunciónde la supremaver­ dad: Dios. Nace, pues, la sabiduría en el mundo por obra del in­ telectoqueDiosnohanegadoaningúnpuebloynaceparaguiar al hombreenloquemás leimporta: el finúltimo. Mas unapregunta estápidiendo llamada: ¿Esta sabiduría es fi­ losofía? Bergson ha escrito que si la filosofía es incapaz de res­ ponder a estos problemas agónicos: de dónde venimos, a dónde vamos, nomerece uncuarto dehora de estudio. Haypor lomismo vinculaciónentre sabiduríay filosofía. Más aún: si entendemos por filosofía lo que se le dice al asombrado novicio en la primera de sus lecciones: «Scientia rerum omnium per ultimas causas...», tene­ mos que decir que la sabiduría implica a la filosofía. Enefecto; si ésta es ciencia « rerum omnium », debe serlo de lo más princi­ pal paranosotros: nuestro «yo». Si «per ultimas causas», debe ilu­ minar lasultimidades deesteyoperegrinoydesterrado. Ahorabien; esto fué lo que hizo la sabiduría antigua. ¿Por qué entonces se la desestima como filosofía y se la juzga como cultura sin madurez? Pareceasistimos ennuestros días auncambiodesignoysetien- (16) Katholische Dogmatik..., ni, 7-8. (17) Teoría literaria. Trad. de J. Gimeno Capella. Madrid, 1953, p. 214. (18) Nat., Hist., Dios..., p. 206.