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FR. MAURICIO DE BEGOÑA 169 enpie el hechode suexistenciayenconsecuenciael deber de todo educador de eliminar o disminuir lo más posible la gravedad de esos defectos. Aquí entra de lleno la acciónpreservativa del religioso, del sa­ cerdote sobre los alumnos en particular y sobre los fieles en ge­ neral. ACTUACIONPRESERVATIVADELOSSACERDOTES Y DELOSRELIGIOSOS Laactuaciónpreservativadelosreligiososysacerdotesenel cam­ po del cine se puede estudiar en las diversas funciones del reli­ giosos y sacerdote, como son la enseñanza, la predicación, el confe­ sionario, el ministerio sacerdotal en general, y, hastacircunstancial­ mente, su participación directa en las actividades del cine co­ mo espectáculo, como creación y como interpretación. Reservamos este apartado de laenseñanzaparadespués; y aho­ ra sólo aludiremos de pasada a las otras funciones sacerdotales y religiosas. Desde el pulpito se puede y se debe ejercer una función pre­ servativa sobre el público tocando con discreción, conocimiento de causayconafánapostólico, el tema del cine. Hanemanadoyadis­ posiciones de la Santa Sede y orientaciones eclesiásticas que dan tema para la enseñanza de la posición católica ante el cine. La información de las calificaciones morales de las películas pueden tambiénser difundidas desde la cátedrasagrada, comentadas yhe­ chas razonables. Con relativa frecuencia surgen temas de discusión religiosa ymoral acerca de lamoda de determinado film, y el pú­ blico aguarda una información exacta sobre la auténtica posición católica ante ese asunto. Inclusopara dar actualidade interés a la predicación, se puede echar mano, circunstancial y discretamente, de los hechos y fábulas cinematográficas, igual que nos servimos de la literatura y de la biografía, ya que el cine suele ser mucho más conocidode los fieles queel libroocualquieraotroarte. El cine ensucontemplación y en sucreación, ha llegado a ser problema de conciencia, que se plantea enel confesionario. Es ahí donde la conciencia individual espera recibir la decisiva orienta­ cióndel padre de almas sobre tal cuestión. Enel confesionario ade­ más hay que decidir envista no sólodel contenido, fin y circuns­ tancias del film, —fuentes de sumoralidad, al finy al cabo, como la de cualquier otro acto humano—, y teniendo en cuenta las ca

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