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FR. MAURICIO DE BEGOÑA 1 6 5 serexclusivamente ladedicacióndepáginasynoticias sobrelospro­ gramas cinematográficos, los cotilleos sobre sus personajes, las rivalidades artísticas, ni siquiera la gacetilla crítica, hechasobre la marcha, deunestreno, deunagrangalaouncertameninternacio­ nal, sino que también debe ser una ponderada visión de un arte magnífico, un conocimiento de los elementos racionales y senti­ mentales que lo inspiran, un intelectual respeto a la vida cinema­ tográficamente expresada, es decir, una visión filmológico del cine. INTERVENCIONSACERDOTALY RELIGIOSAENELCINE1 Nadie niega ya que el cine, al resultar «una necesidad moral» de las generaciones denuestrotiempo, debe ser considerado deuna manerapositivay aceptado comouna realidadbuenaensí y apro­ vechable. Es cierto que implica peligros; pero sus riesgos ya no se pueden soslayar por la eliminación del cine, sino por una actitud humana, cristiana y católica, sobrenatural ante un hecho de civi­ lizaciónquesenos impone, que formaparte del ambiente enel que tiene que realizarse la empresa de la perfección espiritual. Se han rebasado muchas etapas: la de la indiferencia, la del recelo, la del anatema absoluto e indocumentado, la de la censura negativa y sobresaltada: estamos ya, bajo la consigna de los últi­ mosPapas, PíoXI yPíoXII, consus encíclicas sobre el cine, desde el año 39, en la etapa de la actividadpositiva: estudio, difusióny creación. INCORPORACIONDELCINEANUESTRACIVILIZACION YVIDASOCIAL Noestarádemás recordar—yparaalgunosprobar—, queel cine se ha incorporado a nuestra vida social con absoluta normalidad. Esta incorporaciónha sido fisiológica, moral e intelectual. Muchosehablóde los trastornos yalteraciones que lavisiónci(1) Esta última parte del trabajo, es la ponencia presentada por el autor al Congreso de Perfección y Apostolado, celebrado en Madrid, del 23 de septiembre al 2 de octubre de 1956. Asimismo ha sido requerida para su publicación en la Revista Internacional del cine, Julio-Diciembre, 1956. 2.—NATURALEZA Y GRACIA.