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1 6 4 V ISION INTELECTUAL Y SACERDOTAL DEL CINE enel salóndeproyección cuando lapelícula, consujuegode luces y movimientos, ya estaba comenzada, y al pasar de frente a la pantalla, hizo genuflexión, santiguándose. Todo esto son efectos de la personalidady fuerza de la «forma cinematográfica», que está pidiendo una larga y definitiva disqui­ sición filmológica. Insistimos que de ninguna manera son inútiles cuantas investigaciones, aportaciones, comunicaciones, análisis y estadísticas sehagansobre los efectos cinematográficos; peroel ob­ jetopropiode laFilmología tiene queser la forma cinematográfica. Los filmólogos de París, al principio estetas y sociólogos, así como los deRoma, pedagogos ypsicólogos, predominantemente, han des­ cuidado esta preocupación formal, aunque las aportaciones italia­ nas sonmuyvaliosas. Consecuencia de este olvido de la forma cinematográfica es la falta de los estudios filmológicos demetafísica, de auténtica teoría del cine. Por estos derroteros discurre actualmente la Filmología, disci­ plina que nada tiene por otraparte de esotérica, ni exclusiva para iniciados enalgúnrito secreto. Es sencillamente la teoría del arte- cine que si, como ocurre con toda teoría de cualquiera otra parte, no influye demasiadoenlacreaciónde obrasmaestras, como la re­ tórica o la teoría literaria no crea sonetos ni novelas perfectas, sí es la conciencia de una obrahumana que, enel casopresente del cine, por sus dimensiones de universalidad y de valores expresivos esquizáel hechomás importantedenuestracivilización. Tenermás luz, más informes ymás responsabilidad, en su creación como di­ rectores, intérpretes otécnicos, y ensucontemplación como espec­ tadores que necesariamente experimentamos su influencia, puede contribuir tanto a la elevaciónde este espectáculo ensusmúltiples consecuencias, como a sugoce intelectual, honesto yprofundamen­ te humano. Si hablando nadamenos que de la cuestiónreligiosaCecil B. de Mille decía: «Estoy convencido de que es para nosotros un deber utilizar la nueva técnica del cine para hablar de nuestra fe. Com­ prender este deber es importante para todos los cristianos, pero, sobre todo, para quien tiene unamisión específica de apostolado o de educación», ¿quéhabría que decir acercade los que conuna in­ mersión total en loprofano y secular, enel vaivénactivo denues­ tra civilización, se dedican a informar por todos los medios pren­ sa, libros, radio, turismo, sobre la actualidad? Como informadores tienenel deber y la oportunidady, ¿por qué nodecirlo?, la afición y la necesidad publicitaria, de utilizar el cine para hablar y ex­ presar nuestra civilización y nuestra vida. Este empleo no puede

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