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P. JOAQUÍN DE EN C IN A S, O. F. M . CAP. 9 7 cuanto nosotros recobremos nuestro perdido vigor espiritual con sus naturales creces, hemos de querer un gobierno a nuestra semejanza, y el régimen de hoy se hundirá sin que haya tiempo para componer lo, ni siquiera para apuntalarlo» (60). RESUM IENDO : Gan ivet contempla el cuerpo en fermo de España y se propone estudiar y dictam inar el caso. Primero lo hace como filósofo en su libro — España filosófica contemporánea — , y encuen tra que la causa del m al no está tanto en una ideología equivocada como en la fa lta de una ideología. El m a l de España es que no p ien sa porque el escepticismo la enturbia todo juicio y a fa lta de ideas directivas surgen como banderín de enganche los inteses particu lares: la clase noble aboga por su comodidad y por su egoísta tran quilidad; la clase media se a fana por su economía y la clase obrera tram a venganzas y desahogos dramáticos. Todo por sobra de ape titos y fa lta de ideal. En el Idearium la en ferm edad se ha desplazado de la cabeza al corazón. A los españoles les fa lta arranque; parte por la debilidad fisiológica a que les ha condenado una política imperialista y parte por el desgaste de aquellos ideales que en otros tiempos les hicieron famosos. Esta en fermedad se llam a abulia y participa por igual del debilitam iento del entendim iento y de la voluntad. Hay que querer con firmeza, pero anteriormente hay que pensar con seguridad, viene a decir Ganivet. D iagnosticada la enfermedad, Ganivet busca en la farmacopea de sus intuiciones políticas un remedio para el «caso». Y lo encuentra en el primero de los libros mencionados, en la pedagogía, una cien cia a la que Gan ivet quisiera encomendar el propósito de formar «hom b re s»: gente que sepa decidirse en la ambigüedad de dos pre m isas, por una o por otra, arriesgándolo todo. Frente a la variedad de apetencias, Ganivet propone la unidad de una idea trascendente: el ideal. En el segundo libro, la en fermedad debe tener una crisis favo ra - (60) Ibid., t. I I ' p. 202-204. Según A. Espina, «Nietzche arrasó implacable todo lo que hubiera de sentir democrático en su alma. Atizó la brasa viva de su na cionalismo... «Ganivet. El hombre y la obra». Buenos Aires, 1944, p. 29. Repetidas veces hace mención este biógrafo de Ganivet, del influjo del filósofo alemán en su mentalidad. Con todo no hay que confundir afinidades con dependencias y filiciaciones filosóficas. G anivet hubiera sido igualmente autoritario aún sin ha ber leído Nietzche. La triste historia de los gobiernos relámpagos del siglo x ix y la psicología estoica de G anivet explican suficientemente la doctrina y el de seo de un gobierno fuerte. De él es esta frase: «L o prudente es elegir el terreno en que pueda uno pisar fuerte y después hacerse respetar y temer. Y si es posible tra tar a los demás a puntapiés». O. C., t. I, p. 897. 7.— n a t u r a l e za .
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