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266 P . C a rlos ele Villapadierna, O . F . M . C ap. I DOCTRINA TEOLOGICA SOBRE LA VOCACION RELIGIOSA Y SACERDOTAL La doctrina acerca de la vocación al estado sacerdotal y religioso está muy lejos de ser uniforme. Así, unos admiten doble elemento en el concepto de vocación: uno material, o cuasi material, que se compone de todas las disposiciones del sujeto, tanto internas como externas, y otro formal, que es la legítima admisión en la reli­ gión o la ordenación sagrada del obispo (2). Algunos sostienen que el elemento for­ mal, es decir, la llamada del obispo o superior competente, constituye la vocación religiosa divina, específica y formalmente dicha, y crea en el individuo la vocación, tenga o no tenga el elemento material; y, apoyándose en la doctrina del canónigo Lahitton, aprobada por la Comisión Cardenalicia, piensan no existir verdadera vocación religiosa y sacerdotal antes de la admisión a la profesión o a las órdenes por el competente superior (3). Una de las cosas pedidas por diversos comunicantes a la Ponencia sobre la vo­ cación, enel Congreso de Perfeccióny Apostolado, celebrado en Madrid del 23 de septiembre al 3 de octubre de 1956, era la definición concreta y exacta de la vocación. Después del Código, diversos autores afirman que la vocación religiosa consta de los requisitos y dotes que debe poseer el candidato según el canon 538, es decir, la esencia de la vocación reside en la idoneidad objetiva. Otros, en fin, niegan la existencia de la vocación si el candidato no siente invitaciones extraordinarias o mociones especiales internas del Espíritu Santo. Volveremos luego sobre cada una de estas posiciones. A mi juicio, fundado sobre todo en la recienteConstituciónApostólica de SuSan­ tidadPíoXII, Sedes Sapientiae, no son lo suficientementeexplícitas ycompletas las de­ finiciones que de la vocaciónreligiosay de lavocación sacerdotal proponen los Padres Ladislao de la Inmaculada, pasionista, y el redentorista Eduardo A. Wuenschel: « Vocatio religiosa — dice el P. Ladislao— est quaedam ad ingrediendum invita- tio divina et nihil aliud est quam Spiritus Sancti inspiratio seu actio, quae hominem ad consilia evangélica, in religione sectanda, interius inclinat seu movet.» «La vo­ cación— continúa el mismo Padre— que exige la Iglesia en los aspirantes a la vida religiosa. .. no es la admisión, sino la vocación anteriormente descrita. Los requi­ sitos del canon 538 son signos de vocación, no vocación propiamente dicha» (4). En idénticos términos, poco más o menos, se expresa el P. Wuenschel: «Quod ad vocationem religiosam, attinet, praesuppositis corporis anirnique qualita- tibus requisitis, eius essentia in hoc consistit, quod Deus, inspiratione gratiae, alios prae aliis allicit et inclinat ad propriam perfectionem assequendam per exercitium consi- liorum evangelicorum, et quidem modo stabili votis religionis (5). Talis inspiratio ve- ram constituit vocationem, est enim afflatus in intimis animae acceptus, quo Deus hominem ad hunc finem in hoc statu consequendum invitat et impellit.» (2) Acta et Documenta Congressus generalis de Statibus Perfectionis. (Romae, 1950) II, 626. — P. L ad islau s ab I m m a c u l a t a : De Vocationum selectione. (3) Ibídem. (4) P. L a d is la u s ab Im m a c u la ta : De Vocationum selectione, en Acta et Documenta Congressus generalis de Statibus Perfectionis. (Romae, 1950 ) II, 627 . (5) P. E d u a r d u s A . W u e n s c h e l : De ohligatione sequendi vocationem religiosam, en Acta et Documenta Congressus generalis de Statibus Perfectionis. (Romae, 1950) II, 648-649; y en Enciclopedia del Sacerdocio (trad. española); Edic. «Taurus». (Madrid, 1956) 92.

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