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A. P. a la «Sedes SapientiaeEique Adnexa Staluta Generalia» 221 Esta confianza pública de la Iglesia en el cuerpo docente y formador es una nota muy subrayada en la nueva legislación. Como principio general, los Statuta Generalia declaran que todas las «scholae internae omnis gradus» de las religiones son públicas. Gozan, por tanto, de los efectos jurídicos que competen a las instituciones públicas, pero deben aceptar igualmente las consiguientes obligaciones ( 44 ). A Maestros y Profesores se dirige la Sedes Sapientiae con palabras muy graves, advirtiéndoles «se non proprio jure ac nomine, sed nonnisi supremi Magisterii nomine et auctoritate ac proinde sub ejus vigilantia et moderatione, a quo veluti canonicum munus acceperunt, suo ministerio fungi» ( 45 ). De aquí la responsabilidad de su enseñanza, que no deberá orde­ narse a exponer sus opiniones particulares, sino a comunicar a los alumnos la doctrina de la Iglesia. Recuerda la Constitución apostólica las gravísimas palabras de San Pío X, en las que se prescriben que los Maestros «doctrinas Ecclesiae probatissimas impertiant»: No obstante, abundando una vez más en el sentido de equilibrio y moderación en que se mueven las normas nuevas, advierte que ello se ha de hacer «salva quidem de iis quae disputationi adhuc subsunt justa opinandi libertate» ( 46 ). Este principio, que tanta importancia tiene en la función docente, debe extenderse, sin duda alguna, a toda la función formativa. Ello motiva las exigencias del Papa sobre las cualidades que han de adornar a quienes incumbe el sagrado deber de la formación religioso-clerical: «Nonnisi probati et selecti viri prae se ferre possunt qui, non modo doctrina, prudentia, discretione spirituum, variaque rerum et hominum experientia aliisque dotibus humanis emineant, verum etiam Spiritu Sancto sint pleni atque sanctitate omniumque virtutum exemplo juvenibus praefulgeant, quippe quos in toto institutionis negotio magis virtute et recte factis quam dictis trahi compertum est» ( 47 ). Cartilla tan severa es la garantía requerida por el Papa a quienes la Iglesia ha confiado lo mejor de su porción sagrada. En cuanto a la designación de los «Moderatores, Praefecti atque Magistri omnes», los Statuta Generalia prescriben un conjunto de normas sobre las respectivas atribuciones de Capítulos, Superiores Generales y Superiores Mayores inmediatos. Tales normas ponen en relieve más que ningún otro (44) «Scholae internae omnis gradus (art. 21) Religionum..., dummodo rite et legitime erectae (art. 22), ut vere publice quoad omnes effectusjurídicos a Sede Apostólica agnoscun- tur, non secus ac seminaria dioecesana» [art. 41, § 2, 1)]. «Publica ejusmodi scholarum ratio, cum jura conferat, etiam officia imponit, easdem videlicet stricte ordinandi et regendi, juxta praescripta S. Sedis apprime ac fideliter obser- vanda» (art. 41, § 3). (45) C f p. 17. (46) L. c. (47) Cf. p. 11.

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