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P. Buenaventura de Santamaría , O. F. M. Cap. 139 domicilio, por cuanto las fichas habían de quedar anónimas. Para los demás datos que se les pedía bastaba arrancar la correspondiente pestaña perforada que la ficha tenia en los bordes. La operación estaba calculada para durar, en cada misa, diez minutos. Esa misma tarde se conocían los resultados precisos para toda la zona de Misión. Habían oído misa enCalais 7.302 personas mayores de doce años. Los niños no entraban en la estadística por razón de que asisten a misa corporativamente o presionados por los padres y, por tanto, su pre­ sencia no tiene valor sociológico. El resultado dicho, sobre un conjunto de 60.000 per­ sonas que comprendía la zona encuestada, arrojaba un 13 por 100 de prácticareligiosa. Entre los practicantes, 35 por 100 eran hombres y 65 por 100 mujeres. En las fichas de consulta se acumulaban una infinidad de datos que los especialistasen sociología religiosa habrían de ir desentrañando. 6 .a L a P re - M isió n . Es el comienzo de la etapa final y suele tener lugar unos seis meses antes de la Misión. Hasta ahora, se habrá observado que noentran enactividad losmisioneros propiamente dichos, excepto el Jefe de Misión y quizá algún especialista. Son los responsables ordinarios quienes, durante dos años realizan la labor previa. En la Pre-Misión entran en actividad sobre el campo misional los propiamente dichos «misioneros». Se han de personar uno en cada parroquia. Su trabajo durante la semana de la Pre-Misión ha de consistir en lo siguiente: Llamada a los posibles militantes. Conversión de éstos al apostolado. Formación apostólica y organización de los comprometidos. Para esta llamada a los posibles militantes se reúne a los miembros ya activos. Luego de hacer plegarias apropiadas al caso, se seleccionan los nombres de los que se puede supo­ ner que respondan a la llamada. A los seleccionados de cada parroquia se les pasa invitación personal del Obispo, con toda solemnidad, y que viene a equivaler a la «vocación» al apostolado. En días sucesivos, durante toda una semana, se alternan retiros y reuniones de instruc­ ción para los que han respondido a la invitación episcopal. Todas estas reuniones tienen un tema central: la necesidad de comprometerse en el apostolado. Hoy. dada la escasez de cleroy la diversidad deambientes enque semueven los hombres, se hace imprescindible lograr un laicado que tome conciencia de suplazaenlaevangelización. Este laicado no ha de ser concebido únicamente como una prolongación de la acción del clero, sino que tiene sumisión propia, aunque coordinada con la acción de los sacerdotes. Y esto lo mismo en la obra de pastoral ordinaria que en la extraordinaria. Las reuniones de Pre-Misión son tenidas unas en plan parroquial y otras enplanregional. Las convocatorias para retiros e instrucciones se hacen por separado a las distintas ramas de A. C. y también a los diversos «medios de vida» (obreros, independientes, jóvenes...). De esta forma las reuniones resultan homogéneas, pueden tenerse en forma especializada y pro­ poner ya los Objetivos de Misión para cada uno de los ambientes de vida. La Pre-Misión finaliza con la llamada ceremonia de comprometimiento (engagem ent). Cada uno de los participantes recibe un boletín, que ha de llenar según su voluntad, para comprometerse a trabajar en uno de los sectores de la pastoral, según las normas y obje­ tivos fijados. La ceremonia se tiene en la iglesia y es presidida por el Obispo. En el curso de ella el Prelado recibe los nombres de cada uno de los comprometidos en las diversas ac­ tividades. Lo mismo que se hace para dar las órdenes sagradas. Unas palabras de circunstancias por el Obispo, sobre el sentido de esta llamada solemne, cierran la Pre-Misión y constituyen la obertura del tiempoestrictamente dicho «de Misión». Los meses que separan la Pre-Misión de la Misión son de untrabajo intensoyplanificado. Las Comisiones se reúnen mensualmente para fijar la agenda que ha de orientar la acción de los «comprometidos».

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