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1 14 Cristianismoy mundanidad A S C E T I S M O Y V I R G I N I D A D Si p ara K ierkegaard ser cristiano es sinónim o de ser espíritu, y to d o aq u e­ llo que suene a com od idad, a acom odo con lo finito y tem po ral, rep resen ta una caída en la m undan idad , fácilm ente se colige que su ideal ético vaya p o r los cam inos de más riguroso ascetismo. Sobre todo si no hem os o lvidado el concepto que tiene fo rm ado de la vida de Jesucrito y de su doctrina. El ascetismo, en su opinión , consiste en reducir a un m ínimo las nece­ sidades de la vida, aunqu e sin llegar al extrem o de m a ltrata r el cuerpo con disciplinas y cosas semejantes. Jesucristo y San P ablo fueron ascetas, sin qu e p o r ello prescindieran de aquello que les era indispensable p ara vivir. Sin asce­ tismo no es siquiera imaginable una au tén tica vida cristiana, y la más perniciosa de las m undanizaciones cayó d eso lado ra sobre el m undo del espíritu el d ía en que los protestan tes com enzaron a pon er a los hom bres en gu ard ia c o n tra el ascetismo, la vida m onástica y el renunciam iento. ¿E ran exageraciones las prácticas ascéticas de los prim itivos cristianos y de los cristiano s de la Edad M edia? De ningun a m anera, aun q u e a veces se note en ellos cierto infantilism o. P ero en el fondo obedecía a dos exigencias que nacen de lo m ás hon d o del existir h um a n o : de la idea de cam in ar to d a la vida carg ados con un a culpa y una respon sab ilidad que va en aum en to de día en día, y de una exigencia de am or. La prim era se explica con tener en cu e n ta la tesis luteran a de la ju stifica­ ción. La segunda exigencia nos la explica m ediante una expresiva com p a­ ración. Si u n a m uch ach a le falta a su novio, ¿creéis que irá a reglón seguido a divertirse con su novio, com o si allí no hub iera p asado nada? N o ; irá y le d irá : «Puedes reg añ arm e; reconozco que he o b rad o mal.» En resum idas cuentas, ¿quién hay hoy en tre nosotro s, en tre los pocos hom ­ bres que conservan una chispa de espíritu religioso, que de algún m odo no haga o tro tanto? Siendo el cristianism o una instancia existencial, no es con discursos com o se satisface, sino con obras. N o con o rado res o profesores, sino con ascetas. Y com o p arte integ ran te de la ascesis, la virginidad y la vida claustral. V ir­ ginidad sobre to d o p ara los Pastores. K ierkegaard llega a p ropon erse la cuestión de si no será necesario el res­ tablecim iento de las O rdenes religiosas p ara poder ten er sacerdotes, o sea hom bres que se dediquen únicam ente a la predicación. «L a religión siempre te n d rá necesidad de hom bres célibes, especialm ente en nuestro s tiem pos.» Com o se ve, am bos conceptos, vida clau stral y virginidad, son po stu lado s

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