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P. Gabriel deSotiello, O. F. M. Cap. 10 ? LA IN A U T E N T IC ID A D C R IST IA N A DE LO SOC IAL Hegel h ab ía escrito en su Filosofía de la Historia Universal estas exo rbita- d a s afirm aciones: «Sólo en el E stado tiene el hom bre existencia r a c io n a l.. . El hom b re debe cu a n to es al E stado. Sólo en éste tiene su esencia. T o d o el v a lo r que el hom b re tiene, tod a su realidad espiritual la tiene m ediante el Es­ ta d o » (9). Sabem os que cu ando Hegel habla de E stado, no restringe este térm ino al sector político, sino que le d a un significado mucho más am p lio , com o c u a n d o ensan cham o s el significado de reino al hab lar, po r ejemplo, del reino d el espíritu. El E stado hegeliano com p rende, ju n to al sector político, el re­ ligioso, el científico y el artístico. T iene, pues, un am p lio sentido com un itario . P ero es c o n tra esa catego ría com u n itaria co n tra lo que p ro testa K ierkegaard enérgica y no m enos excesivamente: «Am igo m ío, to d o lo que es m asa está p erd id o desde el p u n to de vista cristian o ; p o rqu e desde ese pun to de vista la m asa es la catego ría de la perdición. La salvación estaría en la m asa cu ando to d o s sus com pon en tes llegasen a ser individuos singulares, y, p o r ta n to , cu a n d o dejasen de ser m asa.» Tenem os aquí en fren tadas do s concepciones an tagón icas: una que p ro ­ clam a com o suprem a categoría al E stado y la o tra al individuo singular. In­ tern ém ono s un poco en la selva desigual del pensam iento de K ierkegaard, que es el que po r el m om en to nos interesa. ¿Por qué juzga que la m asa es la categoría de la perdición desde el pun to d e vista cristiano? En prim er lugar po rqu e la m asa anula al individuo com o tal. El hom b re, d e n tro de la m asa, no tiene más asp iración que la de «ser com o los dem ás». A h o ra bien, esto, desde el p u n to de vista m undano, es indudable que trae sus ventajas. El que vive en to d o com o los o tro s es cierto que renuncia a su m o d o personal de pensar, de vivir, de com portarse, de ser; pero, en cam b io , g o za rá del respeto de sus colegas, nadie se m eterá con él y p o d rá llevar una v ida sin grandes com plicaciones, sobre to d o bajo el aspecto espiritual. La n o rm a de ir d ond e va V icente siempre h a favorecido a la com od id ad y ha e v itad o riesgos ta n to personales com o sociales. P ero la c o n tra p a rtid a es dem asiado vital p ara que nos desentendam os de ella. T od as esas ventajas tem porales se pagan al subido precio de ren u n c iar ( 9 ) H egel: Filosofía de la Historia Universal, trac!, de J. Gaos (Buenos Aires, 1946 ). página 86.

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