PS_NyG_1956v003n004p0057_0092

6 4 El apostolado de lapalabra dena a la vida etern a, se adqu iere in strum en talm en te p o r la en señ anza y la predicación. Fides e x auditu, auditus autem per verbum Christi. P ero, ¿acaso p o r medio de una p alab ra incomprensible? Así, pues, hay una estrecha relación en tre c u ltu ra y kerygma. Y esta re­ lación tiene p o r fund am en to no una simple conveniencia que resida en la p robab ilid ad de que de esa m an era la predicación sea m ás acep tad a, sino en una necesidad. U n a obligación d educida inm ed iatam en te del m a n d ato m i­ sionero de Jesús y de la función profètica de la Iglesia. ¿Cuáles serán las so lu ­ ciones concretas que este actualísim o prob lem a nos plantea? T ra ta rem o s de d arlas a través de nu estro Boletín , confo rm e vayam os recogiendo el eco qu e las nuevas técnicas de predicación tengan en el m undo y las posib ilidades que ofrecen en la actualidad. c) H om bre , m isión y espír itu . — Si la p alab ra ha de ad a p ta rse a la ver­ d ad revelada y a las fo rm as que a d o p ta la cu ltu ra en cad a época, el sujeto a c ti­ vo de la m isma debe ad a p ta rse a la m isión que se le ha confiado y al esp íritu que esa m isión en trañ a. M ás ab ajo tratarem o s de definir la p erson alid ad espi­ ritu al, y en algún sentido carism àtica, qu e debe poseer todo el que p o r v o ca­ ción se ha hecho especialm ente responsable de la m isión que C risto tra jo a la tie rra y encom endó a la Iglesia. De m om ento nos interesa hacer re sa lta r nada más la estrecha relación que existe entre estos tres elementos, y su e x tre ­ ma im p o rtan cia en o rd en a la form ación del andam iaje im prescindible p a ra a d q u irir un concepto ad ecu ado del p red icado r evangélico desde el p u n to de vista pasto ral y ascético-teológico (6). La vida es m isión y destino. P ero a veces esa m isión es pública, rec o n o ­ cida y oficial an te D ios y el m undo. Y entonces el hom b re qu ed a socialm en te sujeto, po r razón de vocación, prim ero, pero a la vez po r razón de ejem p laridad, a co locar su vida bajo el signo de un espíritu, puesto que a cad a m isión co rres­ ponde cierto estilo de alm a. Es decir, tiene que buscarse en ca d a existencia, p articu larm en te cu ando h a sido sellada especialm ente p o r D ios, un a sin to n i­ zación en tre el sujeto, su finalidad p ro p ia y los requisitos espirituales que la integran. He aqu í p o r qué el pred icado r necesita a d q u irir un concep to claro de su m isión d en tro d e la g ran com un idad de los fieles. P articu larm en te cu a n d o su r­ gen épocas de revisión com o la nu estra, es im prescindible ten er u n a visión precisa de lo que constituye la esencia de la p ro p ia m isión an te el m undo y del (6) Para m on tar este andam iaje, n o nos ceñ irem os a hacer com en ta rios sobre los pasajes b íb licos en que se describe la m isión de los ap óstoles y sus con tin u ad ores. E sto tendrá m ejor ca b id a en nuestro Boletín, cu a n d o se ofrezca la reseña de ob ra s que estudien el tem a b a jo este asp ecto.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz