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60 El apostolado de ¡a palabra Y a no se tra ta sólo de los valores sem ánticos, gram aticales y literarios de la p alab ra. Se inicia un a psicología del lenguaje: influencia am b ien tal, h ere­ d ita ria, te m p e r a m e n ta l..., en el uso determ in ado de ciertos vocablos, en sus m atices de significación, en sus derivaciones. E stá d an d o tam bién los p ri­ m eros pasos una nueva sociología de la p alab ra, que te n d rá unos resu ltados im po rtan tísim o s en la educación, y an te la que se ab ren tem as sugestivos, com o el de los dialectos, los tono s regionales, el ritm o , las características típicas del vocablo en distin to s am bientes de trab a jo ru ra l y ciud ad ano . C ab e com p re n ­ d er el enorm e interés que pueden suscitar estos tem as en un p regonero del evangelio. U na psicología, un a sociología y h asta un a m etafísica del lenguaje se abren cam ino p ara bien nuestro. La p alab ra empieza a ser p roblem a a p esar de las dificultades ap u n ta d a s anterio rm en te. Veamos algunos aspectos de la p a la b ra com o p roblem as qu e más directam en te nos interesan. a) E t ic a y p a la b r a . — La p alab ra tiene una ética (4). Y a se ve claro, sin em bargo, que cu ando decim os esto no estam os pensando solam ente en el o ctavo m and am iento de la ley de D ios. C ierto que, p o r m otivos pasto rales, hem os ac o stum b rado a los fieles a esta consideración un ta n to sim plista. C ierto tam bién que esa ética de la p alab ra es la fundam en tal d en tro de la ley n atu ra l y positiva. P ero hay qu e d esarro llarla con más am p litud . F recu en ­ tem ente se estudia n ad a m ás el aspecto negativo y no en su to talid ad . La m o ­ ral de la p alab ra tiene m ucho que ver con el falso ju ram e n to , con la m entira, con la m urm u ración y la d etracción y la calum nia, con la falta de silencio, con el uso y abu so de la le n g u a .. . Pero tiene que ver tam bién con su aspecto positivo: la p alab ra com o in term ed iaria en tre el alm a y D ios, en tre los m iem ­ b ro s del C u erpo M ístico y su Cabeza, en tre los m iem bros en tre sí, en tre la revelación y la fe, en tre la fe y la vida práctica de los cristianos. E sta ética im pone un a ordenación o je ra rq u ía de valores d en tro del ám ­ b ito que o cu p a la p alab ra en el m undo de las relaciones hum an as y en el m undo de la fe: la p alab ra en cu an to m anifestación e in strum e n to de in stin ­ tos, en c u a n to medio de com unicación social, de p rovocación literaria o a r­ tística, religiosa, m ís tic a ... Esta je ra rq u ía puede establecerse de dob le m a ­ nera, co rresp o n d ien te a una dob le serie de valores, o más bien a una m ism a serie en d o s estadios. Y, según eso, será tam bién posible hacer u n a escala de apreciación de la p alab ra. U n a serie co rresponde a la je ra rq u ía p o r razón de la perfección d e los fines a que se o rd en a ; o tra, po r razón de la necesidad de (4) E l vocablo se acepta en su más amplio significado, incluyendo la ley sobrenatural, sus mandatos y sus consejos, su ascética y su mística. Y no sería precisamente de poco interés el estudio de la palabra y su valor en la vida y en las obras de los místicos.

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