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72 El apostolado de lapalabra lo que con ju sticia y au tén ticam en te se h a llam ado gracia de estado — te­ niendo en cu e n ta qu e los abu so s de estos térm inos han sido excesivos — , nos parece la fó rm u la eclesiástica y ju ríd ic a que encubre algo r e a l: u n as gracias que hay que co lo car en la serie de las llam adas gratis datae, y a trav és de las cuales o b ra C risto p a ra conseguir el bien social del C uerpo M ístico, sirvién­ dose de aqu ello s que p o r m isión y vocación div ina están encargados espe­ cialm ente d e p rom o v er su crecim iento. P o r m edio de la predicación, pues, se prosigue en la Iglesia el carism a del ap o sto lad o . U n a gracia que, p o r un lado, se dirige h acia den tro , en orden a conseguir siem pre la un id ad en la verdad de todos los fieles, y, p o r o tro , hacia fuera, p a ra la co n stan te y recta tran sm isión de la m ism a a los hom b res de todo s los tiem pos. D e un a m an era o de o tra, el carism a del a p o sto la d o , m a­ nifestado en la actu alid ad p o r medio de la predicación au to ritativ a, es el m edio p o r el qu e se hace no rm al en la Iglesia el influjo del E spíritu S an to en c u a n to in sp ira d o r de la verdad cristiana. Influjo que recae d irectam en te en los m in istro s de la palab ra. E stas breves consideraciones pueden ten er una decisiva eficacia en la vida espiritual de los p regonero s del Evangelio. P a ra provo car en ellos la estim a de su m isión, y p a ra alcanzar sobre la m ism a un sano op tim ism o fund ado , no en las circun stan cias históricas favorables o en los m edios h um a n o s y técnicos de que d ispong a, sino en la gracia de C risto . Buscar o tro fu n d am e n to a la esperan za ap o stó lic a es firm ar u n a predisposición a un pesim ismo creciente, al tenerse qu e en fren ta r con algunas n o to rias dificultades con qu e la predicación trop ieza actu alm ente. F u era de típ icas circunstancias individuales que favorecen la repu lsa glo­ bal de to d o lo que supone p ro p ag a n d a, y que posiblem ente se ha d esarro llado m ás a b u n d a n tem e n te en nuestro tiem po p o r el abu so de la m isma, se adv ier­ ten algun as características de am biente social que dificultan la expansión de la p alab ra. A l m enos en la fo rm a y con los m edios técnicos con que se viene haciendo tra d icio n a lm e n te. Las nuevas estru ctu ras económ icas, la nueva regu­ lación del tra b a jo y del descanso, la utilización de técnicas m od ern as que an i­ m an la d iversión y el espectáculo, el tran sp o rte, el d epo rte, las exigencias vitales del nuevo nivel de v i d a . . . , tienen un a n o to ria repercusión en la pred icación en cu a n to in strum e n to dirigido po r hom b res y p ara hom bres. P o r o tra parte, el tem p lo va p erd iendo la prim acía social de casa com ún , p ara rep a rtirla con el cine, el cam p o de depo rtes o la sala de fiestas. Al hom b re de la calle se le ofrecen con relativ a ab u n d a n cia espectáculos tan atrayen tes a sus ojos, po r lo m eno s, com o los que puede ofrecer la L iturg ia o los m ás solemnes actos p ara litú rg ic o s. Y ciertam en te con la ventaja de que aquellos caen inm edia­ tam en te bajo el cam po de su interés instintivo, de su m entalidad ligada a lo

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