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P. Leandro de Bilbao, O. F. M. Cap. 31 m an a está en función de am bos. N ad ie p o d rá negar la enorm e im po rtancia d e esta sencilla c o n c lu sió n : « Las masas» no están en colisión con el Evangelio a! hacer su reclamación ni al mantener su gesto. Lo que equivale a decir que si la reclam ación es ju sta y el gesto es digno, am bo s son esencialm ente cristiano s, y, p o r consiguiente, el destino religioso de n u estra fu tu ra sociedad pued e verse revalorizado. «Las m asas», en un d eterm in ad o m om en to , p o d rán ap o y ar una revolución an ticristian a. M as p o r sí m ismas, p o r su p rop io peso, po r la íntim a exigencia p ro p ia, no piden u n a revolución an ticristian a, y si los cristianos sabem os vivir nu estro m om en to , la revolución de las m asas será cristiana. B) T res capitanías. «Las m asas» han conm ovido con su gigantism o la sociedad. N o han ta r­ d a d o m ucho los hom bres en d arse cu enta de que hay en ellas docilidad de p aqu id erm o y que puede resu ltar muy ventajoso en caram arse sobre sus lom os. La única m an era de d om in a r políticam ente la sociedad es alcan zar la c a ­ p ita n ía de «las m asas». P a ra mí sólo h an sido tres las capitanías caídas sobre «las m asas» y las tres h an situ ado a «las m asas» fuera del Evangelio. E ste es un hecho qu e no debem os o lv idar al estud iar el p rob lem a religioso creado p o r «las m asas». Estas, p o r su reclam ación y p o r su gesto, no repud ian el Evangelio. El sectarism o y la im piedad vienen de la cap itan ía dom inan te. L as dem ocracias laicas, el com un ism o y el to ta litarism o racista son la tres grandes negaciones del Evangelio y son las tres cap itan ías que han satan izado el alm a de «las masas». El an ticristian ism o de estas tres fó rm ulas políticas nace de la com ún n e­ gación h um an ista de la c u ltu ra m oderna. Si existe o se puede h ab lar de apos- tasía de «las m asas», no es ciertam en te com o de un fenóm eno específico de éstas. La ap o stasía es más bien específica de la bu rguesía intelectual e u ro p e a; h a sido la cu ltu ra europea, que se ha ido descristianizando a lo largo del secu­ lar proceso hum anista. La negación cristian a les h a venido a «las m asas» desde lo alto de las cap itan ías recibidas. 1.a — Democracias. Las dem ocracias laicas y ateas han ejercido sobre «las masas» el m an d o m enos ap a rato so , pero tal vez el más descristianizador. V inieron a p rim era h o ra y se pusieron a o rg an izar la vida pública con una p reocupación c la ra ­ m ente anticristiana. El alm a secularizada de E u rop a fascinó a las prim eras

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