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4 8 E! cristianismo y las masas «Tal com o fué in stitu ido p o r El, el cristianism o no es un sistem a religioso o eclesiástico, sino la revelación de un a vida; no es una fo rm a de cu lto , sino un ideal social, que h ab ía de realizarse en un a com un idad de hom bres en la cual to d o s vivieran p ara el bien g e n e r a l.. . El sermón de la m o n ta ñ a, que es el código científico d e la sociedad hum an a, no es más que un tra ta d o de E co­ nom ía po lítica, y el fru to del ideal social de Jesús fué su v erdadera crucifixión, la que El llevaba im presa en su alm a. P ara realizar socialm ente el cristianis­ mo, sería preciso una d em ocracia industrial, y ésta es precisam ente la co n c lu ­ sión a que llega el serm ón de la m o n ta ñ a» , escribe H errón en Social meanings o f religions experiencies. P a ra el eclesiástico p ro testan te alem án N aum an , el Evangelio au tén tico de Jesús no es sino el evangelio de un m ovim iento obrero , el «manifiesto de un ag itad o r ob rero» . «Jesús fué un hom bre del pueblo, que en sus p láticas vuelve sin cesar sobre el tem a del rico y pobre», y que lleva a tal ex trem o su p reo cup ación social, que en el día del Juicio los hom b res resp o n d e rá n del p an que d ieron a los h am b riento s. La ética de Jesús es esencialm ente social (9). Se escribe así en los tiem pos inquietos que ab re nuestra m od ern id ad social. Las clases burguesas, tran sid as de racionalism o, vienen creando un estado de p en sam ien to religioso excesivamente hum an izado y sentim ental que ca racte­ riza al socialismo inicial. Con este m enguado Evangelio se va a pred icar a «las m asas», que se ap restan p a ra la gran subversión m oderna. Al estu d iar el proceso de «las m asas», no debem os in cu rrir en el e rro r de con sid erarlas com o un fenóm eno espon tán eo , com o si éstas irrum p ieran en n u estro cam po social desde tinieblas sub terrán eas y p o r escotillón. «Las m a­ sas» se configuran com o unidad de acción que evoluciona progresivam ente, y responden ju stam e n te al clima ideológico y social que se ha p rep arad o . Sería, pues, un erro r ju z g a r a «las masas» com o elementos an tagón ico s de la cu ltu ra eu rop ea. E stas constituyen un p ro d u cto lógicam ente evolucionado, au n q u e su acción política las sitúe an tagón icam en te frente a las dem ás clases sociales. «Las m asas» que han repud iado el mensaje so b ren a tu ral del Evangelio responden fielmente a H errón y al p asto r N aum a n n . La teología liberal y racion alista responden ju stam e n te a la exigencia dialéctica de «las masas» clasistas, que después a b a n d o n a rá n sin escrúpulos el rem ilgo aticista del ra ­ cionalista y del liberal burgueses. El socialism o rom án tico , que lucha co n tra la injusticia cap italista y llora sobre las condiciones inhum an as de la vida social de «las m asas», contiene to d a v ía un fuerte sentido m oral, h ab la del bien y del m al morales. Su cristia­ nism o latente tiene sensibilidad suficiente p a ra presen tar la p ersona y el Evan- (9 ) L . G a r r i g u e t : El valor social del Evangelio (M a d rid ), p. 14.

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