PS_NyG_1956v003n004p0025_0056

46 El cristianismo y las masas A unque el cristianism o no puede declinar p o r este cam ino de oscureci­ m ien to de los principios evidentes que lo fund am en tan , sin em bargo, la h o n ­ d u ra y la violencia de la crisis m od ern a puede condu cir a m uchos cristianos a este oscurecim iento extrem o de su cristianism o, especialm ente si nos m etem os en el em peño de su b ray a r in condicionalm ente el valor social del Evangelio. L a conciencia social m od ern a, sup erfetad a de preocupación social, se acerca a la lectu ra evangélica con un em peño peligrosam ente adu lteran te. El peligro de adulteración evangélica puede p rov en ir de la lim itación de lo social a lo económ ico y de lo religioso a lo social com o prim ario prob lem a hum ano. E stoy seguro que a cu alqu iera de los políticos m odernos y de los sociólogos les so rp rend ería esta p regun ta elem ental: « ¿Q ué vale más en la organización de la vida social, el ferrocarril o la m isericord ia?» E sta sencilla p regun ta resu ltará seguram ente desconcertante p ara la m ayoría de los eco­ nom istas y políticos, p o r la sencilla razón de que nunca se la h an hecho en sus m editaciones. E sta so rpresa puede d ejar al descubierto el peligro que co­ rrem o s de verlo to d o desde el ángulo de lo social, y, sobre todo , situ ar en este restring ido cam po visual la verdad evangélica, hecha p a ra ilum in ar to d a la a n c h u ra y p ro fund id ad de la vida hum an a. S ituados an te el prob lem a de la vida social m o d e rn a o rg an izad a p o r «las m asas», correm o s el riesgo de p on er la crisis co n tem p o rán e a en función de salarios ju sto s, de seguros sociales, de viviendas p roteg idas, etc., de tal m a­ n era que aun q u e la m en talid ad cató lica no desconozca la existencia de o tro s factores, cedemos an te el m onov alen te aprecio con que «las m asas» estim an los valores hum ano s, y escribimos y h ab lam o s los cató lico s a fuerza de su b ra ­ y ar la im p o rta n cia de lo económ ico, con u n a dialéctica que co rrespond e más al m aterialism o histórico que a la espiritualidad evangélica. C) D e s n a tu ra liz a c ió n d e l E van g e lio . El gesto hedónico y m aterialista co n stitu cion al de «las m asas» no las hace irreductibles al mensaje evangélico, pues este gesto es negativam ente espiritual. En su pugn a viril, «las m asas» se p reocup an de su b ien estar tem ­ po ral, pero sin negar el conten ido espiritual que tenga la vida. En este sen tido , la física es irreductible al Evangelio, pero nunca opuesta. N o se puede desconocer, sin em bargo, qu e p o r este hedonism o «las m a sas» resu ltan sin vocación p a ra la perfección evangélica. Sería c o n tra d icto rio exi­ girlas las grandes renuncias, cu ando precisam ente lo que quieren es la m a­ y o r com odidad y la m ayo r abu n d an cia de bienes terrenos. Esto no pu ed e

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz