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4 4 El cristianismo y las masas ¿Quién es el super-hom b re p ara el com un ism o y p ara el rac ism o ? L as fuer­ zas de la evolución encarnan en «las m asas» y no en los ind iv id u o s; «las m a­ sas» son los verdaderos agentes del devenir histórico. El dem iurgo de la h is­ to ria es un a razón im personal en carn ad a en el élan in terio r de «las m asas». M ás allá de la razón individual está un a razón impersonal. «La m asa» especialm ente d o ta d a de energía revo lu cion aria suficiente p ara d a r a la sociedad y a la h isto ria un nuevo rum b o es el p ro letariad o , o la raza aria. El M esías m arx ista es un ente colectivo, una clase conv ertid a en v an g u a r­ d ia de to d as las fuerzas progresivas. El Mesías rac ista es el pu eblo germ ano , jerarqu ización sup rem a de los valores hum anos. He dicho antes que el salv ado r ha de ser antes víctim a, p o rqu e la oposi­ ción es el aguijón que ha de p u n zar estim u lan te y po n er en tensión las en e r­ gías. La clase p ro letaria ha sido la gran víctim a de la opresión cap italista, y esta opresión h a p rovo cado la gran explosión de «las m asas» victoriosas, q u e buscan la síntesis de un fu tu ro sin clases tras la antítesis do lo ro sa de un la rg o p eríodo de opresión y lucha. El p ro letario es la g ran víctim a del p asado , y p o r eso m ismo, el g ran M esías qu e anuncia la salvación del m undo. El in d i­ viduo es un a p artícu la de «la m asa». La intención y la acción individuales son agentes de la h isto ria en la m edida en que se integran en «la m asa». En ella la vida del átom o h um ano se eleva a un p lano más universal; deja el p la n o p u ram en te egoísta de los intereses particu lares y se engarza en el d ram a universal. La dialéctica racista p roclam a tam b ién la salvación m esiánica p o r el pue­ blo germ ano, an tes víctim a de las fuerzas del mal bajo la explotación p re sta ­ m ista de Israei. El individuo, con sid erado com o átom o desligado y disperso, es un ser sin vocación y sin ideal sup erio r a sus prop io s intereses egoístas e in tra sce n ­ dentes. P ero el individuo se p arte de un T odo , es m iem bro de un pueblo. Y de esta inserción en ese ser colectivo se deriva un a p articipación en la vocación, en la m isión universal de esa raza-M esías. La inserción del individuo en el to d o nacional implica la elevación de su ser y de su acción al plano suprem o de lo universal (7). Me parece que no hace falta insistir dem asiado p a ra convencerse de la con sub stan cialid ad h um an ista de estos tres pretendientes a la cap itan ía de «las m asas». H obbes no es ni com un ista ni racista, y, sin em bargo , se sitú a en la m ism a línea de pensam iento en su Leviathán. P retende la redención hum an a, la sal­ vación mesiánica, po r la presencia del deus mortalis, ese o rg an ism o o m á q u in a (7 ) G . R . d e Y u r r e : Teología de los sistemas sociales (V itoria , 1955), p. 23 s.

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