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2 6 El cristianismo y las masas sencia de éstas con la de la m u ltitud com o tu rb a que ac tú a con claro p rim iti­ vismo animal. Hay un a presencia op eran te e im peran te de «las m asas» en nu estra socie­ d ad inconfundible con la de las m ultitudes. E sta se siente fugaz e in sin cera e irresponsable y, po r lo m ismo, explosiva. La de «las m asas» es más c o n tu n ­ dente, más clara, más sincera, más segura de sí m isma. Nos resulta un poco difícil en tender la presencia de «las m asas» en n u es­ tro m undo com o un hecho qu e cae d en tro de la no rm alid ad evolu tiva de la cu ltu ra m odern a. Y es que «las m asas» se presentan ofensivas, agresoras, com o p rocedentes de o tro m undo, sin sospechar que nuestro m undo cu lto y ele­ g ante ha venido g estando secularm ente las ideas que han alum b rad o u n a era social de la m ism a am p litud tal vez que la de cualquier era histórica. Es p o ­ sible que se esté con figurando el m undo socialm ente p a ra varios m ilenios. Y, sin em bargo, «las masas» constituyen un p rodu cto neto de n u estra m o d e r­ nidad, de las puras esencias del pensam iento m oderno europeo. P ara descubrir todo esto, nos interesa so rp rend er el gesto a u té n tic o de «las m asas», su gesto am plio, sin con fund irlo con ninguno de sus m u c h o s gestos m enudos. Me resulta feliz del to d o la m etáfora o rtegu ian a q u e so r­ prende al águila haciendo el despligue ap a rato so de sus am plias alas d e n tro de la ja u la. El con ato m ajestuoso de vuelo responde a los espacios inm e n so s; el que las plum as rem eras rocen con los barro tes confinantes no e n tra en el a lm a del gesto. «Las masas» tienen su gesto grande, el fund am en tal, que les viene de su nueva conciencia social y de la capacidad de im ponerla. El gesto de «las m a ­ sas» responde al de la posesión pacífica de un puesto digno y rec to r en la so ­ ciedad hum ana. La reclam ación revolucionaria, el asalto y conqu ista de p o ­ siciones ascendentes no en tran en la au ten ticid ad del gesto, sino que fo rm an estados de transición. T odo esto debem os tener en cu en ta p ara sop esar el presente y el fu tu ro religioso de «las masas.» Interesa .conocer bien el gesto y la reclamación de «las masas». La cuestión social com o problem a económ ico es un a m era p arcialidad de nuestra prob lem ática social. Lo económ ico debería q u ed ar bien a p risio ­ n ado en riguro sa definición, p a ra que no continúe cau sando ta n to c o n fu sio ­ nism o en nuestro s m odos de h ab lar en estas m aterias. P ara decirlo ro tu n d a ­ m ente, lo económ ico es la reclam ación vital de «las m asas». U n p ro b lem a in ­ cluso en la gran cuestión social, que indiscutiblem ente lleva el talan te m o ral de «las m asas», que buscan el reajuste de nuestros tiem pos a co sta de m a n te­ nerlos en desequilibrio, que a las veces to c ará en desorden. En la cuestión social, la d em an d a de «las m asas» y el m odo de exigirla

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