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4 0 El cristianismo y las masas tiranía-h echo . E stas dem o straciones d e fuerza con que el p ro letariad o h abla al m undo en tero , en un principio no fueron más que débiles llam adas al sentim entalism o popu lar. AI principio se presentó un p ro letariad o virtuoso- encorvado bajo el peso de la m iseria heroica, sa n to del trab a jo , m a rtiriza d o con todo s los suplicios y en inferio ridad de lucha co n tra el burgués, vo raz, egoísta, m on struo sam en te orgulloso, cruel y m ezquino. D e víctima pasó a ser p ro ta ­ gonista victo rioso ráp id am ente. N ietzsche le prestó un vo cabulario ad e cu a d o . En el terreno religioso se puede ob serv ar el m ismo proceso. ¿D ó n d e q u e­ d aro n las reivindicaciones espiritualistas que legitim aban y ennob lecían el com unism o inicial? Influyeron débilm ente y h asta cierto lím ite ta n sólo. D es­ pués intervino un fac to r nuevo, un nuevo mesianismo tan b ru tal com o el alum b rad o p o r el genio israelita en M arx, el m esianismo ruso. El pensam iento m arxista, al e n tra r en con tacto con el eslavo, irra c io n a l e inv erteb rado , en cauza el m esianismo de «las m asas» en el fu ro r n ac io n a lista . L a revolución de 1917 no se puede sep arar del con jun to de cond icion es creadas en el p asado del pueblo ruso y reducirla a un simple reflejo del m ar­ xism o judaico -alem án . U n a m ística más hond a, más rem o ta, la explica y la condiciona. O tras fuerzas presidieron su génesis y su desenvolvim iento. De ahí su extrem a violencia y las enorm es aspiraciones en que se d isp a ra , p o ­ n iendo en peligro la suerte de u n a civilización. U n pueblo de m agn itud c o n ­ tin en tal, que se h a en co n trad o en feliz co y u n tu ra histórica, con un m ov im ien to in ternacion al al servicio de su p rop io nacionalism o, no ha tenido m ás rem ed io que acep tar este servicio del p ro letariado m undial y exaltarlo h asta su d iv i­ nización, y crear la ido latría social de la clase e im ponerla com o do gm a b ásico al que se a d a p ta rá to d o : la escuela, la universidad, la form ación técnica, la ciencia y las artes. T o d o debe inspirarse en el anhelo clasista del p ro le ta ria d o . Es Lenin el satán ico org an izado r de este gran poder, el más g ran d e que han d eten ta d o «las m asas» clasistas. Su figura am o ral ha sido el m o lde en que se h a vaciado el espíritu de éstas. Sin fe en D ios ni en el diab lo , Lenin h a m ovilizado «las m asas» co n tra Dios. Y a está lejano aquel tiem po en que B erstein clam ab a: «El p ro letariado necesita un a educación m o ral.» La ética p ro le ta ria en la U . R. S. S. se resuelve en la m etódica excitación de to d o s los in stin to s de fuerza, de altivez y de lucha. D esde ese pun to de vista, los d iri­ gentes com un istas h a n im ag inado un a distinción sutil y m o n stru o sa en tre los deberes y derechos individuales y los del g rupo, los del p artido . El in d iv iduo está obligado a la más estricta y severa disciplina, a una to ta l re­ nu n cia de la person alid ad en favor del g rupo a que pertenece. El g ru p o so ­ lam en te tiene u n a obligación, que ab su rdam en te se con funde con su p rin cip al d e re c h o : la de p ro c u ra r su p rogreso indefinido, la de valorizarse y eng randecerse p o r todo s los m edios y a través de todos los tiem pos venideros.

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