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P. Leandro de Bilbao, O. F. M. Cap. 35 la trasciendan . Se niega a D ios y se encierra la h um an a existencia en los lin­ deros de la terren alid ad . E sta negación de D ios tiene con frecuencia en el pensam iento no rteam e­ ricano un giro literario en el que h ab la el alm a de «las m asas». E n riqu e Jam es en señ ab a a su hijo que D ios no se b asta a sí m ismo, que debe ser un honesto o p e ra rio y co lab o rar en la o b ra com ún. El D ios de los pragm atistas, com o sintetizó M aritain , «es un c am a ra d a celeste, un valioso elem ento en la serie de los acontecim ientos, un auxiliar y h asta un siervo» (4). D ios es el «viejo siervo, fiel, que nos ay u d a a llevar nuestra cruz en medio del su d o r y la pol­ v are d a del trajín co tid iano» , com o escribe Bourdeau en Pragmatisme et Modernisme, p ara volver a escribir en Journal des Debáis «que el hom b re es la m edida de to d a s las cosas, y, p o r consiguiente, no se puede concebir más qu e verdades relativas». El m ismo D ios no puede p asar de ser una de ta n tas conveniencias hum anas. E ste D ios made in U. S. A., com placiente y lim itado, b a s ta n te g rande y podero so p a ra m erecer que se le ado re y se le p ida alguna co sa, m as no tan g rand e que los hom b res no le tengan que ay u d ar y no le alcancen, es un a especie de ciu d ad a n o ejem plar, de sup rem o am ericano-tipo, p ro d u cto de un a teodicea donde en tran m ucho m ás las teo rías de M on roe q u e las de S anto T o m á s ... F iloso fía sin p un to s fijos, sin arq u itectu ra ló­ g ica. . . , en la que h asta la religión es una utilidad. «N u estra nación se fundó sobre aqu ello que p od ríam o s llam ar la religión am erica n a; fué b au tiza d a y edu cad a en la fe de que el hom b re no necesita d e ningún señor que se preo cupe de él, y de que los hom b res vulgares pueden alca n za r la salvación m ediante el esfuerzo com ún», escribe Jam es, citado p o r J. Ameal en Europa y sus fantasmas. A nd ré Sigfried, en su in teresan te estudio Les Etats-Unis d'aujourdfhui, se expresa en estos té rm in o s: «C u ando se llega al fondo de las cosas, se con stata qu e en los E stados U n ido s el ideal significa solam ente progreso m aterial. R edu cir lo espiritual a lo m aterial y lo m oral a lo social, es la tentación de m u cho s am ericanos.» «El racionalism o que difund en los periódicos y los c in em a tó g rafo s. . . ; la m o ral, redu cid a a un a higiene en c o m ú n .. .; un individuo que trab a ja, se alim en ta, se divierte y ,am a a h o ras fijas o en r e b a ñ o .. ., to d o contribuy e a h ac er el hom b re d e s h u m a n o .. . » (5). Es muy com pleja la vida pública n o rteam eric an a ; pero no creo que nadie (4) M a r ita in : Reflexions su r V Intelligence, II (P arís, 1924), p. 280. (5) P. L an dsberg : La Edad M ed ia y nosotros, trad . de J. P. B ances (M ad rid , 1925), p ág in a 151.