PS_NyG_1956v003n004p0005_0023

20' Proforixtica de íós nuevos avánc&s bíblicos la' Biblia seria verd ad eram en te el alim en to esp iritual de los sem inaristas y, m ás tarde, dé los sacerdotes, los cuales á su vez h arían que lo fuese tam b ién d é Sus líeles. ' G racias a D ios, los católicos tenemos especialistas en todo s los cam p o s de las ciencias bíblicas, quienes en algunos aspectos sup eran a los sab io s r a ­ cionalistas y críticos. Los principales cen tros docentes de S ag rad a E scritu ra son Lováina, R om a, Jerusalén, París y algunas U niversidades de A lem a­ nia. b) Círculos bíblicos. — U n hecho característico en Bélgica es la ap arició n en diversas partes de círculos bíblicos, cuya iniciativa se debe con frecuencia a seglares, reun ido s espon tán eam en te con sus am igos. N a d a de organización , d e co rp o rac ió n ; allí se en cu en tran a veces p ro testan te s, incrédulos, cristiano s aislados, ex traños a los C írculos de Acción C ató lica. N o hay categorías, p la­ nes ni rito s. T odo s están dom in ado s p o r la m ism a p reo cup ación : leer y-en­ tend er la P ala b ra de D ios. ¿Cóm o fun cion an estos círcu lo s? C a d a uno se vale com o su ingenio le d icta y su experiencia le aconseja. Al p rincipio puede tra ta rse de simples co n ­ ferencias, a elección del con feren cian te; pero poco a poco se evoluciona hacia u n a p articipación m ás d irecta, más person al, en fo rm a de círculo de estudio y de acción apostólica. Los oyentes v arían según las regiones, la c u ltu ra y los orígenes del círculo. A veces el tem a de la discusión es sugerido p o r la le ctu ra de un artícu lo sobre un pasaje bíblico; o tras veces, un libro d eterm in a los c o ­ loqu io s; otras, el añ o litúrgico establece el p u n to de partid a. Así, p o r ejem plo, el ab a te R. Poelman h a m an ten ido la aten ción d u ran te varios meses de un au d ito rio de 150 personas, m ás o menos, m ediante u n a lectu ra seguida del Evangelio de San M ateo, ac om p a ñ ad a de un breve com entario. En Am sterdam , el sacerdo te A. Th. B rouw er procede de la siguiente m a ­ n era : d a prim ero u n a in tro d u c ció n p ara o rien tar a su a u d ito rio , po r ejem plo, sob re el Evangelio de San J u a n ; luego deja a ca d a u n o la lib ertad de exp re­ sar sus p rop ias ideas, fru to de lectu ra personal de las perícopas de S an Ju a n . P a ra variar, sugiere el tem a de un tra b a jo : « ¿C óm o llam a San P ab lo la v ida después de la m u erte» ; «La oración en San L u cas» ; etc. En la reciente Instrucción de la Pontificia C om isión Bíblica a los Exce­ lentísimos O rd in ario s de lug ar (9) acerca de las A sociaciones bíblicas y de los Congresos y reuniones del m ismo género (15 de diciem bre de 1955), a p ru e­ b a y ensalza los fru to s que los círculos bíblicos, los días bíblicos, sem anas, etcé­ tera, pueden a p o rta r p a ra el m ayo r cono cim ien to y difusión de la Biblia, p ero con tal de qu e se observen las siguientes condiciones: (9 ) AAS, 48 (1956), p. 61 ss.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz