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P. Carlos de Villapadierna, Prof. de Sagr. Escritura. León 17 ficado e; im po rtan cia, en c u ad rad a en el M isterio m ismo de, la H isto ria de la, Salvación. De aqu í que las funciones litúrgicas, ta n to las sencillas com o las más solemnes y espectaculares, sean fuente de info rm ación bíblica y estim u ­ len necesariam ente a la adquisición d e un conocim iento más pro fundo , más consciente y vivido del Texto Sagrado. b) Ambiente familiar. — Es en el hogar, rem anso tranqu ilo y sereno de vida cristiana, d o n d e se fo rjan los hom b res del futu ro . Y en esta form ación, el papel a desem p eñar po r la lectura de la Biblia es p rep o n d eran te en extremo, ya que ningún libro com o el Sagrado puede p ropon er ante el niño o el joven u n a galería de hom b res ilustres tan rica y variad a, ejemplo de virtudes heroi­ cas, ta n to en el Viejo com o en el N uevo T estam en to ; y, sobre todo, ningún libro puede p ro p o n er a los hom bres tan d irectam en te el ideal de perfección y el d estino definitivo y u ltram u n d an o com o la Biblia, p alab ra revelada p o r D ios m ismo a los hom bres. H aciendo cada noche la lectura de la Biblia, altern an d o el A ntiguo y el N uevo T estam ento, en secciones a to n o con la capacidad de los oyentes, o siguiendo las sugerencias de la liturgia dom inical, la Biblia es medio insusti­ tuible de fo rm ación , no solam ente religiosa, sino tam bién m o ral y hum ana. «A p rovech ando el m om ento m ás intenso de un ión, realizado po r la o ra ­ ción en com ún de la tarde, puede hacerse la lectura de la Biblia. R enovando su lectura en un am b ien te d e silencio y recogim iento, la P ala b ra de D ios tiene que p en e trar p ro fu n d am en te; leída con solem nidad y sim plicidad en el m o­ m en to de la plegaria, se convierte ella m ism a (la Biblia) en o ración .» Así, el niño o el joven va en tra n d o progresivam ente en el conocim iento de la H is­ to ria de la Salvación, y los tem as tradicionales de enseñanza en la catequesis y liturgia de la Iglesia a través de los siglos, se le hacen fam iliares y más inteli­ gibles leídos en su con tex to adecuado. c) Ambiente pedagógico. — Sería muy útil revisar y a d a p ta r los m étodos pedagógicos de educación y form ación cristianas, d an d o a la Biblia , a la P a­ la b ra de D ios, valedera p a ra tod as las coyun tu ras y circunstancias de la h um a n a existencia, u n a función más relevante y eficaz. Los catecismos, adm i­ rab les com pendios de T eología, carecen en ab so lu to de intuición y a d a p ta ­ ción pedagógicas. El niño se lim ita a repetir m aquinalm ente, casi inconscien­ tem ente, unos térm ino s raro s, unas afirm aciones doctas, que no entiende y no puede en tend er p o r m u cho que se esfuerce; y así, el niño gasta unas en er­ gías preciosas inútilm ente, que podría em plear en la asim ilación de alim entos m ás digeribles. «E stos catecism os no cop ian n ad a de los m étodos del D ios de Israel, h ab lan d o a Moisés desde la zarza encendida o desde el Sinaí, y aú n m enos de los m étodos del D ios de Oseas, sosteniendo a su hijo y enseñándole a a n d a r.» P ero p ara obv iar este dificultad, se necesita que los m ismos sacer- N A T U R A L E Z A V G R A C IA . 2 .

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