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260 El matrimonio entre los indios pemon II I N F O R M A C I O N E S A U D I T I V A S Y M O T I V A C I O N D E L O S V A R I O S C A S O S R E F E R E N T E S A L M A T R I M O N I O S i el tiem po y el espacio lo perm itieran, el p rim e r repaso a las in fo rm acion es a u d itiva s sobre el m a trim o n io p o d ríam o s ha ce rlo p o r el d ic c io n a rio . Sería una in fo rm a ció n com pleta, hasta exhaustiva, y la m ejor de todas. H a g o p ro p io el d ich o de que el d ic c io n a rio es el catálo g o o in ven ta rio del haber p sico ló g ico y m o ra l de un pueblo. E n este repaso le xical y e tim o ló g ico aparecerían el padre y la m adre, hijo s y nietos, suegros y yernos, suegras y nueras, cuñad o s y cuñadas, padrastro, h ijastro y todas las otras relaciones de parentesco com unes. A lg u n a s de estas relaciones ap a­ recerían con una to n a lid a d m uy interesante, com o el tío m aterno, el yerno y la n u e ra ; esposo y esposa se nos d e scrib iría n p o r sus funciones específicas pro cre ad o ras; y las variantes tan p ro fu n d as para designar el h ijo y la hija, d ic h o p o r el padre o p o r la m adre, nos p o n d ría n ante conceptos nuevos, m uy verdaderos y m u y suges­ tivos. C o n todo, re co n o zco que m uchas de las conclusiones, ciertas y válid as, a que llegaríam o s p o r este cam in o , no son el haber consciente de la trib u actual, sin o una herencia pasiva e inconsciente. L a generalidad de la trib u se a dm ira y se sorprende de que sea yo, un extranjero, quien descubra tales cosas en su subsuelo lin g ü ístico , igual que se a d m ira ría n de lo s hallazg os m in eraló g icos. P o r eso, en este segundo aparte o ca p ítu lo só lo recogeré lo que an da en boca de todo s en las conversaciones o rd in a ria s y en su lite ra tu ra oral. Y em pezando p o r lo prim ero, tenem os que a l m a trim o n io se llega p o r el en am o ra­ m iento. N i existe n i se in vo ca jam ás com o ra zó n de m a trim o n io causa alguna eco­ nóm ica. E n tre estos in d io s, existiendo un nivel casi a b so lu to de pobreza, n i pueden e x istir las com praventas, las herencias y las po sicio n es sociales. E l enam oram iento, p o r o tra parte, se describe com o un dulce envenenam iento que se producen m utu a­ m ente el hom bre y la m ujer; pero se recalca m ás que la m ujer, con sus atractivo s fisio ló g ico s y psico lóg icos, envenena, ceba y cau tiva al varón. Este, con frecuencia, ha de re c u rrir a ensalm os (m edios m ágicos) para atraer a la m ujer y su p lir su falta de a tra ctivo s personales. M u y ra ra vez se dice o se ve que la m ujer busque y persiga al varón. E l e n am o ram iento entre estos in d io s, según o ím o s y según leemos en la v o lu m i­ nosa lite ratu ra o ra l que tenem os transcrita, aparece com o un e flu vio o lic o r fuerte que se mete p o r los ojos, los e n turbia, a veces p ro du ce desm ayos y alu cinaciones, llega al co ra zó n , lo voltea de un la d o y lo apega a él. D espués de un breve p e río d o in ic ia l de ca n d o r y sencillez en el enam oram iento, suele v e n ir o tro en que se dan cuenta de la red ó tram p a en que se han m etido, el avergonzarse, el esquivarse y hasta el h a b la r m al el un o del o tro , cla ro que con la «boca ch iq u ita» . E xactam ente com o en todas las demás partes del m undo , entre estos in d io s el tema del m a trim o n io es u n o de los que m ás acude a su boca; y, entre las tantas cosas ya en serio, ya de gracejo, se les oye d e cir que el hom bre y la m ujer se buscan para e l m a trim o n io com o partes que se com p letan y se necesitan. A s í, para ello s el m a trim o n io aparece en p rim e r té rm in o com o una felicid a d

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