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T E N D E N C I A S N U E V A S E N L A M O R A L Existen dos movimientos en torno a la moral cristiana, que de ningún modo pueden confundirse, so pena de errar en cuanto a su enjuiciamiento. Tienen dis­ tinto origen y distintas tendencias, aunque a veces concuerden en puntos comunes, lo cual no es de extrañar abordando los dos el mismo tema. Por eso no hay razón para desaprobar uno de ellos porque llegue un momento en que los dos compartan una misma opinión, ni tampoco porque se corra el riesgo de que alguien aproveche la semejanza de ambos contra la verdad. Estos dos movimientos a los que hemos hecho referencia son los siguientes: la moral de situación, acremente fustigada por el Papa, y la moral «recristianizada», «cristificada», que es un movimiento de más edad que el anterior y del cual la Iglesia 110 ha dicho nada, ni en favor, ni en contra. Es problema que se contiende entre los teólogos, y cada uno opina según su talento le da a entender. La moral de situación la ha condenado el Papa por dos veces, clara y decidida­ mente (1), advirtiendo que basta saber el catecismo para darse cuenta que la nueva doctrina está fuera de la moral revelada, y aun fuera de una ética natural sana. Los nombres de existencialismo ético, actualisnio ético , individualismo ético son otros tantos modos de designar la moral de situación. «La señal distintiva de esta moral, dice el Papa, es que no se basa en las leyes universales, como son los diez mandamientos, sino en las circunstancias reales y concretas en las cuales el individuo debe obrar, y según éstas la conciencia indivi­ dual tiene que juzgar, escoger y decidirse. Este estado es único y vale una sola vez para cada acción humana. Por esta razón, la decisión de la conciencia no puede ser tomada partiendo de las ideas, principios y leyes universales.» Por lo visto, para estos escritores no existe norma de moralidad fija y constante; el hombre concreto, en vaivén perpetuo de sus sentimientos, es la regla únicamente valedera en moral. Los principios intransigentes, inconmovibles, no sirven para la vida, que es tierra movediza, donde sopla el viento cada hora de una parte. Es el individuo, acometido de veleidades y arrastrado por mil tendencias contradicto- (1) AAAS 44 (1952). 273-275; 414-416.

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