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No carece de belleza, de encanto y de objetivida del cuadro diseñado por L . Casutt. Pero la pregunta aflora a nuestra mente: ¿es este sentido de hidaU guía caballeresca la mejor vivencia del alma de Francisco y la mejor herencia que transmitió a sus hijos? Nos parece que no. L . Casutt ha fallado por haber utilizado exclusivamente el método histórico=psicológico y éste limitado a los primeros años de la conversión de Francisco. De esta suerte, el desarrollo de la vida íntima de éste no se ilumina a la luz de las verdades teológicas que aquélla gustó, clave, a nuestro juicio, para una recta interpretación de la espU ritualidad franciscana y aun de toda espiritualidad católica. Por ello, pro= pugnamos un método integral, que pasamos a exponer. 140 M éto d o para d eterm in a r las escuelas d e e s p iritu a lid a d católica I II . M E T O D O I N T E G R A L En psicología religiosa se tiene por principio básico el que la experien= cía mística supone una plenitud de vida psíquica polarizada hacia el Numen Supremo, objeto de la experiencia. Así la describe A. W ilW oll, S. J.: Expe= rientia religiosa est actuatio amplissima máxime intensiva et extensiva vitae psichicae ordinatae ad Numen supremum et realissimum bonum objectivum in unione intima et simul in reverentia distantiam a Deo servante ( 15 ). Un sencillo análisis de este principio básico nos manfiesta que la vida religiosa, más aún la vida mística, es la resultante de una profunda vivencia cuyo contenido es una verdad teológica. Vivencia y contenido son, por tanto, los dos polos de la auténtica vida religiosa. Por ello, un método integral que intente clarificar el misterio íntimo de las almas deberá, ante todo, tener en cuenta cómo se conjugan entre sí estos dos elementos. En las vivencias, las almas difieren porque, aun dentro de la armónica unidad psíquica de toda alma mística, sus actuaciones son diferentes. No pudo vivir el misterio trin¡= tario lo mismo el gran Agustín que la viejecita lugareña que escuchaba su sermón. También hay diferencia en el contenido, no dogmático, pero sí de pre= ferencia. Dentro del campo abundoso del dogma católico las almas son atraí= das por distintas parcelas, y, lo que es más de admirar y de tener en cuenta, aun la misma alma va sintiendo en su peregrinar místico diversos atractivos teológicos para su espíritu. ¿No es el mismo ciclo litúrgico un itinerario de contenidos dogmáticos, para ser vivido por las almas? Pues bien, un método integral, aplicado al estudio de las diversas espi= ritualidades, tendrá en cuenta tanto las vivencias diferentes de las almas como los diversos contenidos de estas vivencias. Vivencia sin contenido es puro iluminismo; contenido sin vivencia, evoca el frío esquematismo de las clases de dogmática. La psicología religiosa nos habla de la necesidad de (15) Adnotationes in Psychologiam Religiosam (ad usum alumnorum», p. 29.
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