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ser el cañamazo sobre el que nuestros místicos elaboran su concepción de la vida espiritual ( 2 2 ). Por el contrario, el influjo del Doctor Seráfico semani= fiesta, ante todo, en las verdades que nuestros místicos gustaron siempre de proponer como alimento de las almas. Esta afirmación pedía ser refrendada con el marchamo de la historia. Por brevedad, nos limitamos en esta ocasión a un ejemplo, que juzgamos aleccionador y sintomático. Lo tomamos del libro Meditaciones devotísimas del Amor de Dios, del Padre Diego de Estella. Desde su frontis nos declara este libro que quiere ser alimento de nuestra espiritualidad, meditación para ser saboreada en el más puro recogimiento. Pues bien, en el capítulo I I, donde se medita: Cómo las creaturas nos envían al Divino Amor, nos hace el siguiente razonamiento, que toma casi a la letra el Doctor Seráfico, como se ve cotejando las dos columnas del texto: 148 M éto d o para d e te rm in a r las escuelas d e e sp iritu a lid a d católica SAN B U E N A V E N T U R A ( Itin., c. I, n. 15 ) Qui igitur tantis rerum splendori= bus non illustratur, caecus es ; qui tantis clamoribus non evigilat, sur= dus est; qui ex onmibus his affecti= bus Deum non laudat, mutus est; qui ex tantis indiciis primum principium non advertit, stultus est. Aperi igitur oculos, aures spirituales amove, labia tua solve et cor tuum appone, ut in omnibus creaturis Deum tuum vi= deas, audias, laudes, diligas et colas, magnifices et honores, ne forte totus contra te orbis terrarum consurgat. Nam ob hoc pugnabit orbis terrarum contra insensatos et econtra sensatis erit materia gloriae, quia secundum Prophetam possunt dicere: Delectasti me. Domine, in factura tua, et in operibus manuum tuarum exsultabo. P A D R E D I E G O D E E S T E L L A ( Meditaciones ..., II) Ciego es el que no es alumbrado con tantos resplandores de cosas cria= das, sordo el que con tantos clamores no despiera, mudo es el que con tantos efectos no alaba a Dios y loco es el que con tantos indicios no conoce el pri= mero principio y causa de todo esto. Abre, pues, ánima mía, tus ojos, aplica las orejas espirituales, suelta tus labios y ofrece tu corazón para que veas a tu D IO S en todas ¡as creaturas, y le oigas, ames, alabes y engrandezcas, porque no se levante contra ti toda la redondez de la tierra. Por no hacer esto peleó la redondez de la tierra contra los locos, y, por el contrario, será materia de gloria a los sabios, los cuales pueden decir, con el profeta: Deleitásteme, Señor, en las cosas que hiciste y me gozaré en las obras de tus manos ( 2 3 ). sin embargo, el que históricamente la escuela franciscana se haya movido en un cristocentrismo más intuitivo y ligado a la vida evangélica de Cristo. Este cristocentrismo es el de S. Francisco y el de S. Buenaventura, que creemos ser necesario conservar íntegramente, sin renunciar por ello a un enriquecimiento teológico y místico con la tesis del Primado de Cristo, tan cara a toda alma franciscana.

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