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110 im portancia ele la cuestión social en nuestro upostolaeJo formes: dogmáticos, morales, jurídicos, disciplinares, litúrgicos y diploma» ticos: su gravedad no es fácilmente ponderadle. De forma que si alguien nos hubiese anunciado que el más importante de todos ellos es la cuestión social, hubiéramos dudado de su afirmación, por mucha que fuere su auto= ridad en la materia. Mas cuando el Papa mismo, en tan solemne ocasión, nos dice literalmente: Probe nostis, dilecti filii, quale momentus studio socialis quaes- tionis eiusdemque rectae solutioni, si eam sperare liceat, Ecclesia iribuat; adeo ut affirmare non dubitaverimus, Apostolicam Sedem vix in ulla re tantas recens locasse curas quantas in huiusmodi quaestionibus enodandis », no hay más remedio que concluir: Cuando la Sede Apostólica dedica actualmente su más cuida» doso esmero a la solución de la cuestión social — más que a la de cualquier otro problema— , síguese que ésta es la máxima tarea del catolicismo en núes» tros días. Lo cual, si mucho no me equivoco, es la más encarecida ponderación que de un problema y de su actualidad e importancia puede concebirse. Esto por lo que se refiere a la Iglesia. ¿ Y qué decir del Estado? ¿D iscrepa o concuerda con ella en lo concer» niente a este argumento? Sin género alguno de duda puede afirmarse que se da concordancia absoluta, por lo que al Estado Español se refiere. Treinta y uno de diciembre de 1 9 5 3 . Su Excelencia el Jefe del Estado dirige a los españoles su mensaje de final de año, hablando por los micrófonos de Radio Nacional de España. 1953 ha sido uno de los años más gloriosos para él personalmente, triunfal para su gobierno y benéfico para España: el año del Concordato con la Santa Sede; el de los tratados económicos y militares con los Estados Unidos de América del Norte; el de la muerte de Stalin, de la ejecución de Beria y del comienzo de la decadencia del bolchevismo ruso. Franco lo sabe y lo justiprecia en su debido valor. A pesar de eso, añade: «El poder y la autoridad vienen de Dios, se dan a la sociedad para cum» plir los fines primarios del bien común, entre los que se encuentran los fines sociales básicos. En torno a estos problemas sociales se ventila la situación íntima, la unidad y el fortalecimiento de la fe de nuestro pueblo. No hay objetivo más importante en la política exterior e interior, en especial si se tiene en cuenta que puede llegar a necesitarse de toda la fuerza de esa unión y de esa fe para conservar las esencias de nuestra civilización, amenazadas de cerca por el comunismo. Insistimos y persistimos en los afanes sociales de nuestro Movimiento, porque no queremos incurrir en el error de no ver las cosas en toda su corpórea y cierta realidad. Por la solución del gran problema social. Hoy hace un año que os hablaba a esta misma hora de nuestra voluntad de llegar a conquistas sociales positivas. Toda nuestra obra está dirigida a la solución del gran problema social de nuestro tiempo. Es el capítulo del gran quehacer nacional...» Y alude a continuación a algunas de esas «conquistas positivas soda» les», como la legislación sobre relaciones laborales, sobre las institucio» nes de previsión social, sobre la formación profesional, sindicatos, etc. Cuando un Jefe de Estado, consciente de su responsabilidad en la medi»
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