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IJ. P elu yo ele Z am a yón 127 aquella fuerza divina capaz de dominar todas las dificultades y superarlas felizmente. Esto es lo que os deseamos. A hacer esto y a proseguir adelante esforzadamente os exhortamos con ánimo paternal, mientras que de Dios imploramos para vosotros la necesaria ayuda celestial.» Con esto se responde satisfactoriamente a la primera pregunta: ¿A qué se ha de aplicar en concreto nuestro apostolado social? A la evangelización de las masas del proletariado, como consta explícitamente en ambos documen= tos pontificios poco ha citados. Queda por satisfacer la segunda interro= gación, a saber: ¿Cómo lo ejerceremos fructuosamente? Ante todo, hay que seguir con puntualidad y esmero las exhortaciones del Papa, las cuales se resumen en cinco puntos básicos. Digo que son bá= sicos, porque así se desprende de las palabras apremiantes con que Su Santidad comienza a exponerlos, cuando dice: «Por eso es menester que conservéis íntegra y cuidadosamente aquella forma de vida religiosa para cuya profesión y afirmación en la Iglesia fuisteis fundados» (lugar citado). Son, pues, éstos: 1.a La pobreza evangélica según la Regla y el ejemplo del Patriarca de Asís. Y aquí el Papa reprueba especial y expresamente «la suntuosidad de los conventos y las exquisitas delicadezas y comodidades de la vida». 2 .a Guardar la vida interior. Recuerda explícitamente: a ) Caridad para con Dios y para con el prójimo en forma de celo ar= diente. b ) Aprecio de la penitencia. c) Conocimiento de las disciplinas sagradas. d ) Anhelos de extender el reino de Cristo. 3 .a La humildad, nuestro principal ornato. 4 .a La alegría, «característica nuestra»; la llaneza de trato, la bondad candorosa, y, siendo humildes, servir a los humildes. 5 .a Mantener la « tradicional austeridad de disciplina; pero de tal forma que ésta no impida el sagrado ministerio». Además, en todo este negocio hay que tener muy en cuenta una tercera fuente de enseñanza: La experiencia. Esta nos ofrece ya un experimento fracasado: E l de los sacerdotes=obreros de Francia. Cuatro fueron los peligros que amenazaron a lo largo de su desarrollo el apostolado de dichos sacerdotes, terminando por hacerlo ineficaz, sospe= choso, perjudicial y reprobable: cuatro errores teóricos y prácticos, según el Cardenal Feltin, arzobispo de París: 1.° Error en la noción del apostolado misionero. 2 .° Error en la noción de la Iglesia, su misión y su jerarquía. 3 .0 Error en la interpretación de la ley de la caridad. 4 .0 Error en el concepto de la vocación del sacerdote secular.

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