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dedisti mihi, volo, ut ubi ego sum et illi sint mecum et videant cla= ritatem tuam in regno tuo ( 5 4 ). Y en un escrito de su mano, que Fray León le pidió como reliquia y bendición, explaya su alma ante la grandeza de Dios, para terminar llamán= dolé Padre: Tu es sanctus Dominus Deus solus, qui facis mirabilia. Tu es fortis. Tu es magnus. Tu es altissimus. Tu es rex omnipotens, tu Pater sánete, R e x caeli et terrae ( 5 5 ). E l correlativo de este sentimiento filial, la palpitante vivencia de la fra= ternidad con todas las cosas, es la limpia conclusión práctica de lo anterior. Hay una multitud de anécdotas delicadas en su vida, cuya cita crítica huelga en esta ocasión, por lo fácilmente asequibles que son en cualquier biografía: E l rescate de aves u otros animales prisioneros para darles la libertad; su predicación a las hermanas aves; la conversión del hermano lobo; su convi= vencia coral con el hermanito cordero; su cuidado en no pisar a los hermanos gusanos, hasta el extremo de sacarlos del camino para que los demás transeún= tes no los aplastaran al pasar; su confianza en que el hermano fuego tendría compasión de él cuando hubo de sufrir un cauterio en las sienes ( 5 6 ). Todo es maravillosa fraternidad y compenetración con lo creado, hasta el punto de que San Buenaventura afirma que por la amigable unión que establecía entre todas las cosas, parecía vuelto al primitivo estado de la ino= cencia ( 5 7 ). Y el cántco más poético y más grande que salió de sus labios no es más que el cántico de la fraternidad universal: el hermano sol, el hermano viento, la hermana agua que es útil y humilde y preciosa y casta... Y hasta la misma hermana muerte corporal, con toda la tragedia que lleva envuelta para nues= tra naturaleza, alcanzó el calificativo de hermana en los labios extenuados del Patriarca moribundo ( 58 ). Paternidad de Dios y fraternidad universal, qué es esto sino la pura aplicación concreta del ejemplarismo y de la tendencia de todo al amor? Porque dejamos señalado cómo todas las creaturas son antes que nada verbo (con minúscula). Es decir, manifestación creada del Verbo eterno, que es primordial y esencialmente Hijo. La primera ocupación — digámoslo así— de Dios Padre consiste en engendrar al Verbo, al que ab aeterno concibe y pronuncia. Y tenemos después que por este Verbo crea el mundo. Omnia per ipsum facta sunt ( 59 ), de modo que el mundo venga a ser, en cierto sen= tido, «verbo creado de Dios»: Verbo tibi coaeterno — habla San Agustín— 98 S ím b o lo m e ta fís ic o e n la e s p ir itu a lid a d fra n cis ca n a (54) S. F ranciscus , ib., p. 5G; Io. 17, 6-26. (55) lb., p. 124. (56) Cfr. Celano, Vita I, cap. 21; Vita II, 19; S. Buenaventura, Legenda Sanati Francisci, cap. 8 . (57) S. Buenaventura, Legenda... cap. 8 , n. 1. (58) Cfr. Bracaloni, Leone, O. F . M., Il cantico di Frate Sole, Todi, 1925, p. 22 y 29 s. (59) lo., 1, 3.
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