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P . L e a n d r o d e B ilb a o , O . F . M . C a p . 77 Además, resulta muy arbitraria la afirmación del fracaso de las fórmulas político=sociales del liberalismo y del socialismo. No creo que pueda llamar fracasadas unas fórnulas que han rebasado el tiempo medio de vigencia y que han realizado su propia revolución. E l capitalismo ha creado este orden social sencillamente maravilloso, jamás soñado en la historia. Porque adolezca de tan graves defectos morales la cultura técnica creada por el capitalismo liberal es indudablemente la revolución más grande de la His= toria, después del Cristianismo. Es difícil probar que este espíritu esté en quiebra, porque en la lucha política, el socialismo le haya vencido con la movilización de «las masas». L a recristianización de! mundo técnico, la re= cristianización de la cultura humanista implicaría la derrota definitiva de todas las fórmulas liberales. Pero el arrumbamiento de una fórmula no implica la renovación del espíritu. L a cultura laica humanista puede presen* tar nuevas programaciones políticas y nuevas bases sociales que induda= blemente serán más cristianas, pero que dudo mucho que sean suficientes para determinar una nueva Era de Jesús. E l mismo fracaso del Comunismo presentado por el Padre Lombardi convence poco. Lo peor que puede sobrevenir en el Comunismo es la pre= sencia de los nacionalismos. Esta visión clara de una posible crisis, decisiva, la tuvo Franco al enjuiciar la rebeldía yugoslava, conocida por el Titoísmo. Es el nacionalismo por su misma naturaleza contradictorio con el Comunismo, y, por tanto, un factor capaz de una desnaturalización, de una crisis. Pero esperar este desmoronamiento porque la fórmula política en activo pueda verse obligada a una retirada de la circulación cotizable no es razonar. La idea clasista es mucho más poderosa que la realización comunista, que no pasa de ser la modalidad leninista=staliniana, que tiene el cinismo de declararse a sí misma inaceptable por injusta y dictatorial, pero necesaria provisionalmente. S i el mismo Lenin declara provisional el comunismo estatal, ¿cómo puede dar el Padre Lombardi tanta importancia a un hecho que es todavía muy problemático y que en caso de sobrevenir, no pasaría de ser la superación de un estado provisional previamente reconocido como tal? ( 2 3 ). E l comunismo en manos del troskismo podría ser una sustitución ines= perada en lá visión problemática de Lombardi. Pero mucho más que el fra= caso del comunismo interesa para la Era de Jesús la superación de la ideolo= gía clasista. «El Cristianismo socialmente aplicado, esto es lo que se quiere... Los hombres, sin saberlo, esperan hoy a Jesús» ( 2 4 ). No sé hasta dónde se puede vincular la aceptación de la fe cristiana a una previa solución social. «Las masas» se orientaron hacia el marxismo por las condiciones económicas, y parece lógico que el regreso se efectúe por el mismo camino. S í, parece lógico pero resulta un poco inaceptable que la fe se imponga en las mentes clasistas ilenando el estómago. Acepto que las condiciones económicas puedan crear una circunstancia favorable. Desde el momento que se imponga en nues= tra sociedad una justicia social íntegra, desaparecerían obstáculos que hoy (23) C f. R. Gonnard, o . c ., p. 465. (24) O. c „ p. 89.
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