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P . A lejand ro d e V illu lmon tef O. F. M. Cap. 31 Hijo natural de Dios, fué elegida María y predestinada para la dignidad de Madre de Dios. La misma Maternidad divina, en su realización histórica y en todo su contenido sobrenatural, implica la pertenencia de la Virgen Santísima al orden hipostático. Efectivamente, los teólogos encuentran diversos caminos para llegar a esclarecer esta verdad: María es causa moral de la Unión hipos* tática y, por tanto, ha de estar en la misma categoría ontològica del efecto que Ella causa. Otros prefieren hablar de una causalidad física. En ambos casos, es causalidad instrumental. En realidad, no nos interesa discutir ninguna de las dos opiniones, ni decidirnos. Ambas podrían fundar la tesis general de la pertenencia de María al orden hipostático. Pero aún debería hablarse de una incorporación más íntima de la Madre al orden del Hijo, si tenemos en cuenta que la Maternidad divina, formalmente considerada, supone esa acción o causalidad instrumental de María en la Unión hipostática, pero llega todavía más allá. Porque establece una relación inmediata, sobrenatural, física, per* sonai, de María con la persona de su Hijo. Es una relación específica e in= mediata a la persona divina del Verbo. Y aunque María no queda hiposta* siada por el Verbo, no adquiere una relación sustancial con El; pero sí ad= quiere una relación personal específica, que es ésta: ser Madre. II IDEA FECUNDA EN APL ICAC IONES En realidad, toda la Mariología está afectada por este hecho de la per* tenencia de María al orden hipostático y cuando se miran desde aquí todos sus problemas adquieren una orientación y enfoque nuevos. De momento, sólo pretendemos hacer aplicación a tres o cuatro cuestiones de más actúa* lidad. A) Teología del misterio de la Inmaculada. — Con motivo del Centenario de la definición dogmática, se ha podido apreciar que, en ciertos sectores del pensamiento teológico, la teología del misterio de la Inmaculada se encuen* tra notablemente retrasada. Ya hace un siglo que tenemos el hecho dogmá* tico con la seguridad de una verdad de fe; pero la Teología tiene como misión avanzar un poco más hasta llegar a entender la verdad revelada en la medida de lo posible. Y precisamente en este momento, la visión trascendente de María, como incorporada al orden hipostático, nos ayuda a comprender la razón última de por qué María es Inmaculada y cómo no podría ser de otra manera en la actual Economía de salvación. Las palabras de la definición dogmática aseguran que María fué preser* vada Inmaculada por singular «privilegio» de Dios. Fundado en esta expre= sión alguien podría pensar que María estaba incluida, como ser sobrenatu*

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