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P. Ventosa 213 bien la cultura occidental que nace en la época carolingia ha ido recorriendo su sino histórico y lo ha cumplido de un modo magnífico. Pero ha llegado a su término. Ya nuestra cultura occidental es civilización pétrea, donde la fosilización humana en las grandes urbes es una monstruosa realidad. Aca­ ba la filosofía en el relativismo escéptico. Acaba la religión, meollo de toda cultura, en irreligión callejera. Acaba el arte despeñado desde hace un siglo en las simas del impresionismo hasta el surrealismo absurdo... De toda la vieja cultura, concluye Spengler, no queda más que la sangre y el dinero, qus van a ser de ahora en adelante los supremos resortes de nuestra futura historia. Llega para nuestra cultura su momento final. Se tiene que disponer a morir. Y como los hombres no quieren aceptar su propia muerte buscan ca­ minos de vida. Pero el único viable es el camino del imperium mundi: Esta civilización que piensa por el periódico y se mueve por el dinero y el juego, panem et circenses, esta civilización necesita un domador, necesita un César. No será con todo uno parecido al romano. En estos años decisivos (3) no se van a disputar Pompeyo y César el primer asiento en Roma. Se lo van a disputar en el mundo. Espíritu prusiano, ¡alerta!, en este momento decisi­ vo imperial. He aquí en síntesis el análisis clínico que nos da Spengler del ocaso de nuestra cultura y el remedio cesáreo que propone. J. H uizinga ¿Qué opinan los otros profetas de la profecía de Spengler? Veamos cómo nos responde Huizinga. En su libro Entre las sombras del mañana (4) da un verdadero diagnóstico, tipo médico, de la enfermedad cultural de nues­ tro tiempo, como afirma él mismo en el subtítulo de! libro. Y en parte debemos confesar que es un diagnóstico logrado. Desde la primera página del libro se ve que comparte con O. Spengler los presentimientos de decadencia. La frase inicial es bien clara a este pro­ pósito: «Vivimos en un mundo enloquecido. Y lo sabemos. A nadie sor­ prendería que, huido el espíritu, la locura estallase de repente en frenesí, dejando embrutecida y mentecata a esta pobre humanidad europea, bajo el ondear de sus banderas y el zumbido de sus motores». Hay que evocar las palabras bíblicas que interpretó Daniel en el famoso convite de Baltasar para recordar algo semejante en la Historia a las frases de Huizinga con las que (3) Sabido es que Splenger escribió un famoso libro con este mismo título de Años decisivos, Jahre der Entscheidung. Existe también trad. española. (4) Entre las sombras del mañana. Diagnóstico de la enfermedad cultural de nuestro tiempo. 2 ed. Trad. del holandés por M. de Mayere. Rev. de Occi­ dente. Madrid.

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